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Bo Jackson: El mejor deportista de todos los tiempos
El Halftime Show de Maroon 5 en el Super Bowl en imágenes
A finales del siglo XXI, la ESPN publicó una lista con los que consideraba ser los mejores deportistas de la historia. En su top 10 incluían nombres de la talla de Michael Jordan (baloncesto), Babe Ruth (béisbol), Wayne Gretzky (hockey sobre hielo) y Jack Nicklaus (golf). Entre el centenar de destacados en el ránking, naturalmente se encontraban los profesionales más populares y con mayor cantidad de logros en su disciplina, pero ¿cómo se decide quién es mejor cuando los sujetos en cuestión no compiten en lo mismo? ¿Es Wayne Gretzky peor deportista que Jordan por ser el mejor de la historia en hockey sobre hielo y no un deporte más popular como el baloncesto? ¿Es peor Jack Nicklaus que Jordan porque un drive de 350 yardas sea menos impresionante que un mate desde la línea de tiros libres?
La leyenda del béisbol Babe Ruth marcaba home runs a placer, pero estaba muy pasado de peso y nunca se le podría considerar como alguien con más talento que los astros Willie Mays y Jackie Robinson, con dotes atléticas muy superiores. Entonces, ¿dónde está fijada esta barra de medir? ¿Se trata del aura del deportista mientras está en activo y la huella que deja tras retirarse? ¿Hay forma de hacer que una iniciativa como el ránking de ESPN sea objetivo? La respuesta es que sí, la hay, pero para ello hay que volver a la década de los noventa, cuando existía una raza de deportistas ya en serio peligro de extinción: los two-sport athletes (deportistas de dos disciplinas).
Estos seres, casi extraterrestres por sus condiciones físicas, lograron algo que muy pocos pudieron: ser profesionales en más de un deporte. Aprovechando el fantástico sistema de competición deportiva a nivel de instituto y universitario en EE UU, ellos lograron destacar en hasta tres disciplinas diferentes (ahí hay tres temporadas en las que se pueden elegir distintos deportes). El resultado, en muchos de estos casos, es que muchos cumplen los 20 años sin saber a qué deporte dedicarse.
Hoy en día sigue siendo relativamente común que un alumno indeciso y recién graduado en la universidad sea elegido en dos Drafts diferentes. Algunos ejemplos en activo son jugadores de fútbol americano escogidos por equipos de béisbol: Tom Brady, quarterback de los Patriots, elegido por los Montreal Expos (ahora Washington Nationals); Cedric Benson, corredor de los Green Bay Packers, elegido en la ronda 12 por Los Angeles Dodgers; Russell Wilson y Michael Vick, quarterbacks de Seahawks y Eagles, respectivamente, fueron elegidos por los Colorado Rockies; y la lista continúa...
El nombre que mejor representa los frutos de esta cultura deportiva en EE UU es Dave Winfield, jugador de béisbol retirado en 1996. No sólo destacó en su deporte (siendo introducido al Salón de la Fama en 2001), ¡pero su nombre fue cantado en cuatro Drafts diferentes! Los derechos de Winfield, antes de que se decantara por jugar al béisbol, fueron de los Atlanta Hawks de la NBA, los Utah Stars de la ABA (otra liga profesional de baloncesto), los Minnesota Vikings de la NFL y, por fin, los San Diego Padres con los que se decantó por jugar.
Otro nombre digno a mencionar es el de Jim Brown, que aparte de haber actuado en 42 películas a lo largo de su vida, es el segundo mejor corredor de la historia de la NFL (una media de 104,3 yardas por partido a lo largo de 118 partidos). Aunque los logros de Brown eran igualmente impresionantes en la universidad de Syracuse, donde aún tiene récords vigentes y placas por sus logros en atletismo, baloncesto, lacrosse y, por supuesto, fútbol americano.
El concepto del two-sport o multi-sport athlete filtra enormemente la lista de grandes deportistas a lo largo de la historia y, si se usa como barra de medir, nos deja con el mejor de todos los tiempos: Bo Jackson. Bo Jackson no es conocido en España, pese a protagonizar la campaña Bo Knows de la marca Nike que sigue siendo, hoy en día, la más exitosa de la multinacional. En estas famosas publicidades, que cuentan con su propia página de Wikipedia, bajo el lema Bo knows (Bo sabe), Jackson primero juega al fútbol americano y béisbol, los dos deportes en los que fue profesional, para luego probar suerte en baloncesto (con Michael Jordan), tenis (con John McEnroe), hockey sobre hielo (junto a Wayne Gretzky) y atletismo (con Mar y Decker). El primer anuncio tuvo tanto éxito que Nike decidió hacer más, jugando en estas ocasiones a ciclismo, fútbol (con el galés Ian Rush), cricket, surf, halterofilia, motor e hípica. La empresa norteamericana encontró en Bo Jackson a una mina de oro: el primer deportista de la historia en ser seleccionado como All Star en dos deportes diferentes.
Nacido en el estado de Alabama en 1962 como Vincent Jackson, el pequeño Bo era descrito por su familia con un niño muy travieso. Le llamaban “wild boar” (jabalí) y de tanto decírselo, se quedó con el mote abreviado de ‘Bo’ para siempre. En el instituto McAdory, Bo hizo 1.175 yardas de carrera como runningback jugando a fútbol americano, hizo veinte home runs en el equipo de béisbol y, además, fue dos veces campeón de estado en los cien metros. Por ello, no es sorpresa que Bo fuera seleccionado por los Yankees de Nueva York en la segunda ronda del Draft de 1982, nada más graduarse en la secundaria. Lo curioso es que, becado por sus logros en fútbol americano, el joven Bo rechazó temporalmente a la franquicia neoyorquina para ir a estudiar a la universidad de Auburn, donde jugaría a sus dos deportes favoritos.
En Auburn, Jackson tuvo una media global de golpeo de .401, anotando 17 home runs y provocando 43 puntos (RBI) en su último año. Jugando a fútbol americano, sus números fueron igual de estelares: 4.303 yardas en total, con una media de 6,6 yardas por jugada, un récord vigente en la conferencia SEC de la liga universitaria. En 1985, ganó el trofeo Heisman, concedido al mejor jugador a nivel universitario.
Bo Jackson tenía un dilema: era tan bueno en béisbol como en fútbol americano y ambas eran igual de viables económicamente (esto fue lo que le desanimó a seguir con el atletismo). Sin embargo, los Tampa Bay Buccaneers (equipo que hoy en día pertenece a los Glazer, la misma familia que el Manchester United) le tendió una trampa que le salió cara: Bo se decantaría por el béisbol. Siendo elegido por los Buccaneers con la primera elección del Draft de 1986, los propietarios del equipo de Florida le ofrecieron un viaje en jet privado, sabiendo que iba en contra de las normas de la NCAA. El organismo universitario se enteró y le privó a Bo Jackson de competir con Auburn en la última campaña universitaria de béisbol. Enfadado por el truco al que había sido expuesto por la franquicia de la NFL para no correr el riesgo de lesionarse jugando a béisbol, se decantó por la MLB. Al no conseguir la firma de Jackson, además, los Bucs también perderían sus derechos sobre él.
En 1987, Al Davis, dueño de Los Angeles Raiders, conocido por sus decisiones mediáticas y excéntricas, no se podía creer que Bo Jackson estuviese jugando al béisbol y no al fútbol americano, y se puso como meta convencerle. Tras muchas conversaciones, Davis le convenció apoyándole en su carrera beisbolera y aceptando que completara cada año su temporada en la MLB, para luego pasarse de inmediato a la NFL (faltando al primer tercio de la temporada). La decisión de Davis fue un éxito absoluto. Con Bo Jackson y Marcus Allen (uno de los mejores runningbacks de la historia) por delante, los Raiders pasaron a tener el mejor ataque de carrera de la liga. En las siguientes cuatro temporadas (acortadas por culpa del béisbol), Jackson rompería la mítica barrera de las 2.782 yardas de carrera, marcando 16 touchdowns.
En los playoffs de 1990, un duro placaje de Kevin Walker de los Bengals le dislocó la cadera a Jackson. Bo, casi inmóvil y tumbado en el campo, logró volver a meter su cadera en su sitio. En una entrevista reciente, un miembro del cuerpo médico de los Raiders dice que eso fue lo que sucedió, pero que sigue escéptico porque volver a colocar una cadera sin ayuda es algo “fuera del alcance de cualquier humano”.
Tras operarle la cadera, los médicos descubrieron que Jackson sufría de osteonecrosis, una enfermedad en la que la sangre no accede como debe a los huesos y, a consecuencia de ello, estos mueren. Por ello, a Bo le quitaron la cadera y le colocaron una prótesis. Los medios ya anunciaban el final de su carrera. Y tendrían razón, pero sólo en parte: por ello dejaría la NFL, pero no el béisbol. Increíblemente, sólo un año más tarde, en 1991, Jackson estaba de vuelta y jugó en los White Sox de Chicago. Sin embargo, volvería a perderse otro año por culpa de una cirugía y, desafiando a todos de nuevo, volvería a superar la marca de 15 home runs en cada temporada hasta retirarse ya definitivamente en 1995. En sus últimos años, Jackson ya no tenía bases robadas y su velocidad era muy inferior a la que poseía antes. Pero su tren superior seguía intacto y no dejó de seguir maravillando a la MLB.
Hoy en día, Jackson vive en Burr Ridge, a las afueras de Chicago, pero viaja todos los años a Alaska y a los bosques del estadio de Illinois. Es un aficionado de la caza y tiene un taller en el que crea sus propias ballestas. Una pasión que le viene desde la niñez, ya que en sus años en los Kansas City Royals calentaba antes de los partidos tirando arcos a una diana que habían instalado especialmente para él.
La osteonecrosis privó a Bo Jackson de entrar en el Salón de la Fama de la NFL, pero se espera que lo haga en el de béisbol. En una entrevista, cuenta que una vez tuvo a dos metros a un oso grizzly al que tuvo que matar a tiros de escopeta. Hay quien se puede preguntar si realmente le hacía falta tener un arma. Bo es un prototipo humano, de los que salen cada muchas décadas. Bo Jackson es el mejor deportista de la historia. Bo sabe, Bo Knows...