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Waterpolo

Felipe Perrone: “Recibí presión de Brasil por el caso Diego Costa”

Es brasileño, pero llegó a España en 2002, se nacionalizó y jugó en la Selección. Con los próximos Juegos en su ciudad, decidió volver a su país para vestir la ‘canarinha’.

Como la temporada en Brasil es de agosto a diciembre, Felipe Perrone ha aprovechado las vacaciones para seguir jugando al waterpolo en España. El jugador mantiene la ficha en el Atlètic-Barceloneta.
Rodolfo Molina

—¿Confirma que los próximos Juegos Olímpicos, en Río de Janeiro en 2016, los jugará con Brasil y no con España?

—Sí. No es una cuestión de si me siento más español o brasileño. Tenía dos opciones. Seguir viviendo momentos maravillosos con España peleando por las medallas, como he hecho durante los últimos ocho años, o vivir nuevos proyectos con Brasil. Opté por lo segundo después de analizarlo con detenimiento.

—¿Fue una decisión fácil o ha dudado?

—Fue un proceso largo. Cuando escogieron Río de Janeiro como sede de los Juegos me entraron las dudas. Me crié en esa ciudad y comencé a jugar allí al waterpolo. Después del Mundial de Barcelona, el pasado verano, decidí fichar por el Fluminense y observar el proyecto del waterpolo con vistas a Río. Puse una serie de condiciones y se están cumpliendo poco a poco. Además, me pilló el caso de Diego Costa en plena competición.

—¿Le afectó?

—No decidí jugar con Brasil por eso, pero noté mucha presión de la Federación y del Gobierno. Mi caso era inverso al de Costa y durante un mes fui protagonista en programas de televisión, me hacían entrevistas, hablaban de mí... El Gobierno me vino a buscar. El caso de Diego Costa cayó sobre mis espaldas.

—¿El pueblo brasileño entiende a Diego Costa?

—Lo entienden porque ven que gracias a España y a la Liga está donde está. Entienden que es una manera de recompensar esa oportunidad.

—¿Y qué le ha cautivado del proyecto del waterpolo brasileño?

—Es un deporte minoritario, pero se han puesto en marcha proyectos sociales para los niños. Además, el equipo tenía que reunir unas exigencias y hemos nacionalizado a dos jugadores, un croata y un serbio, de primer nivel. Los cuartos de final se jugarán en una piscina con capacidad para 18.000 espectadores, un aliciente más. Ese será nuestro objetivo. Me gusta la función social del deporte en unos Juegos.

—¿Al país le ilusiona más el Mundial que los Juegos?

—Es diferente. La locura de la gente es el fútbol, pero los Juegos cambian las ciudades. El problema que hubo es que el presupuesto se ha doblado y eso ha generado protestas sociales.

—¿Se teme allí a La Roja?

—Por España hay mucho respeto porque es la vigente campeona y la favorita. La gente lo vivirá con locura e irá a los hotetes a no dejarles dormir.

—¿Y cómo van las obras de los Juegos?

—Se nota la transformación urbanística, pero el camino es muy largo. Me da miedo que algunas de estas construcciones no lleguen a tiempo. Quizás la organización no será la ideal en unos Juegos, pero la gente lo va a vivir con pasión.

—¿Cuál será el legado?

—Las insfraestructuras y el deporte, que mejorará, y es uno de los motores de cualquier sociedad. Creo que los Juegos transformarán en especial las ciudades de Río y Sau Paulo, y estamos hablando ya de 30 millones de personas. El modelo en todas las reuniones sigue siendo Barcelona ‘92.

—¿Y cómo ve el futuro de la Selección española con el cambio de seleccionador?

—Con Gabi se puede ir a por todas. Veníamos de un buen ciclo con Rafa Aguilar, aunque quizás no respondimos a las expectativas porque nuestros antecesores consiguieron cotas muy altas. Es bueno que haya renovación y además Rafa sigue estando cerca del equipo. Creo que seguirán peleando por las medallas.