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VI NACIONES | FRANCIA 26- INGLATERRA 24

Francia e Inglaterra honran la historia del rugby en Le Crunch

Ganaron los galos en un emocionante final (26-24). Tras un 16-3 inicial, Care levantó al XV de la Rosa en un recital inglés y Fickou salvó al gallo en el último suspiro.

Gael Fickou anota para Francia el ensayo decisivo.
CHRISTOPHE KARABAEFE

Los amantes del Rugby salieron emocionados tras disfrutar de Le Crunch. Tras unos años sin identidad, Francia e Inglaterra (por encima del resultado) ofrecieron un partido digno de lo que son ambos combinados. Intensidad, músculo, jugadas de ruptura y galopadas con try decisivo. Fue uno de los mejores encuentros que se recuerdan en Europa en los últimos tiempos. Sobre todo viniendo de ambos combinados, que afrontaban el VI Naciones pensando en el Mundial y que salen fortalecidos. Francia porque supo resistir al rodillo inglés tras aprovechar el acierto inicial... y remontar al final. Y el XV de la Rosa porque jugando así perderá pocos partidos. Inglaterra ya no optará al Grand Slam, pero sigue siendo candidata al VI Naciones. Esto es largo y todo puede pasar.

El primer tiempo fue eléctrico, intenso, propio de una gran cita. A los 30 segundos ya mandaba Francia. El debutante Plisson, con fortuna, lanzaba una patada a la esquina y aparecía Huget para firmar su primer ensayo. Inglaterra se marchó al ataque como mejor sabe, empujando y jugando con la delantera. Pero Francia estaba preparada. Farrell pasó en un golpe el 5-3 aunque rápidamente Francia volvió a encontrar una grieta cuando en un contragolpe la patada de Dulin botó de una forma extraña, como si el destino hubiese nacido en las afueras de París, pasando por encima de dos jugadores y quedando manso para que Huget ensayara de nuevo. Pero Inglaterra no se iba a rendir, más empuje, más músculo... y de forma sorprendente el Gallo se hacía fuerte en la melé provocando golpes de castigo para que Doussain pusiera el 16-3. El Stade France enloquecía y La Rosa, a lo suyo. Una jugada rápida, un chispazo del habilidoso Care (sólo él es capaz de hacer algo así en Inglaterra) y jugada en línea de 5 metros para que culmine, de forma dudosa, Mike Brown en la esquina. El balón pudo escapársele antes de posar... pero Nigel Owens lo dio. Farrell buscó un drop antes del descanso, pero no pasó, como tampoco lo hizo la transformación del try anterior. No era la tarde del apertura inglés.

Porque el hombre del momento era Danny Care. El medio melé buscó a Brown y Goode en los costados y mandó a sus bisontes a la guerra. Las estadísticas de posesión eran insultantes. ¿Cómo no iba ganando Inglaterra ese partido? La reacción cogió cuerpo y el pequeño de los Vunipola, Billy, rompió la defensa para regalar un ensayo a Barrell. La Rosa mandaba 16-18. Era el momento de matar el partido... pero Lancaster sentó al genio y encomendó a Dickson pausar el partido. Inglaterra mandaba, pero ya no era lo mismo. No mató al Gallo cuando le tuvo y le dejó con vida. Así, en el tramo final, París empujó para que su combinado nacional siguiese empujando. Un golpe de castigo para Machenaud dejaba la victoria a tiro de un pateo y Goode volvía a ampliar diferencias. Por el aire parecía todo controlado para los británicos, la renta era de 5 puntos. ¿Y por tierra? No contaban con Fickou. Recién entrado al campo aprovechó una carrera magnífica de Szarzewski para lanzar a todo un país a por el ensayo que le presenta como candidato al Torneo. Fickou posó y Machenaud convirtió el 26-24. Ganó Francia. Pero sobre todo, ganó el Rugby. Francia está de vuelta e Inglaterra no está ni mucho menos muerta. El VI Naciones no ha hecho más que comenzar. El Mundial puede esperar.