EUROPEO | DINAMARCA 31-ESPAÑA 28
Tibia venganza de Dinamarca
España sucumbió en el abarrotado pabellón de Herning. Falló hasta cuatro penaltis y Landin, portero local, estuvo inmenso y abrumó el ataque hispano.
Un año después, en territorio educadamente hostil, España le concedió la posibilidad de revancha a Dinamarca en un encuentro oficial pero menor, porque no había nada en juego, porque el resultado es reparable, porque lo importante será el fin de semana donde podrían volverse a ver con algo por lo que morir. Y curiosamente, con el paso de un año, menos unos días, las erosiones eran las mismas en los dos bandos: 11 supervivientes de la final del Mundial más espectacular de siempre, en los españoles, frente a 11 supervivientes de la mayor afrenta de la final de un Mundial, en los daneses. Y en la grada, miles de seguidores locales clamando venganza, que pitaron a la Selección como no han hecho con el resto de las selecciones frente a las que se han medido su equipo, tanto en la salida como en la presentación de los Hispanos.
Y ganó Dinamarca porque España no superó la asignatura de los penaltis: fallaron Rocas, Cañellas, Víctor Tomás y Valero. ¡Demasiado! De ahí el 31-28, con cuatro penas máximas falladas. Más allá del resultado el partido enseñó que esta Selección ya no padece la presión del ambiente, ni se arruga en situaciones límites, pero que aún carece de la experiencia suficiente para jugar con el marcador. El gol con que acabó la primera parte (16-14) es una demostración: falta en ataque de Andreu, corre Dinamarca, pero nadie choca con Mogesen, que se presenta con el balón en los ocho metros para batir a Gonzalo Pérez y dejar a Dinamarca encantada en el descanso, porque dos goles y saque de centro, en un partido tan igualado, era una renta descomunal en una mitad en la que Landin había sido superior a nuestros porteros, pero las pérdidas (tres, España; cinco, Dinamarca) nos equilibraba.
No fue una mitad brillante de la defensa española, con avanzado de entrada, más preocupada de los centrales (Larsen y Mogesen) que de la estrella Hansen. Tampoco se puede decir que los entrenadores se jugasen la vida en el envite, porque Cadenas comenzó con las rotaciones de reloj y a los 15 minutos ya habían jugado todos menos Ruesga; y en las filas danesas, igual. Es evidente que uno quería arrollar, y otro evitar la apisonadora; pero ambos miraban el futuro, y el desgaste ayer no era tan imprescindible cuando quedan cuatro choques por delante.
Lo que pasó después es que Landin abrumó al ataque español, que por más que se buscaron posiciones cómodas, las arruinó el portero. Y así sobrevino la primera derrota española en el Europeo, que en realidad se esperaba, y en una noche en la que tampoco Cadenas exprimió a los importantes de España más de la cuenta.