Kiko: "Mathebula es más alto pero yo soy más grande"

Los gritos de “¡Kiko, Kiko!” atronaron para recibir al superhéroe de barrio en el pesaje. “La primera pelea”, según definición del campeón del mundo del supergallo (versión FIB), que hizo su entrada en el Holiday Inn de Elche, a pocos kilómetros de su casa de Torrellano, con el cinturón rojo y dorado que por fin llegó desde Estados Unidos, donde el pasado agosto ascendió a las grandes ligas al derrotar al Momo Romero en seis asaltos.

En la primera fila, arropado por su esquina española compuesta por Ricardo Sánchez Atocha y José Valenciano, esperaba Jeffrey Mathebula con espíritu zen. ‘Be water, my friend’. Inmutable ante los alaridos de la hinchada. La báscula cantó 55,200 kg para Kiko. El sudafricano estuvo por debajo, 55,100 (55,300 es el límite). La suerte quedaba echada.

Este sábado (velada a las 19:00, combate estelar a las 23:00) se sabrá si la pegada tremenda del español (de 27 años y con 29 victorias y 21 KO’s por 4 derrotas) consigue doblegar los 180 centímetros del junco africano. En el pesaje le sacaba una cabeza al alicantino, que le miraba desafiante desde su 1,65. “Él es más alto, pero yo soy más grande”, contrarrestó con gracia Kiko, musculado y afinado.

“A Mathebula hay que cortarle por abajo, como a un árbol”, advierte Sergio Maravilla Martínez, supercampeón del medio y promotor de Kiko, que pronostica un KO, al igual que Pablo Sarmiento, técnico de ambos: “Habrá que trabajar a Mathebula abajo, pararlo, porque no querrá dejar llegar a Kiko, que está mucho más fuerte que cuando ganó el título. Pero cuando consiga entrar, va a sentir las manos y se acabará pronto”.

Sánchez Atocha tiene claro que el campeón “luce unos primeros asaltos muy potentes pero luego baja”. En aguantar las primeras andanadas y deshinchar la potencia de La Sensación basarán su estrategia.

“No me asustan ni el ambiente ni Kiko. En el boxeo no gana el más fuerte ni consiste en lanzar golpes todo el rato. Hay que soltar los puños con timing”, reflexiona Mathebula, que no es un cualquiera. Con 34 años, acredita un registro de 27-4-2 y ya fue campeón mundial. Lo consiguió en 2012 ante su compatriota Ndlovu (verdugo de Kiko en Johannesburgo en 2009, por cierto) y lo entregó luego al gran Nonito Donaire pero aguantando los 12 asaltos con la mandíbula rota.

“Estoy preparado para la guerra”, anuncia el de Torrellano a los suyos mientras Elche aúlla. El Pabellón Esperanza Lag llenará casi con seguridad sus 3.500 localidades. No habrá televisión que lo ofrezca y la afición se ha movilizado. Esto es un Mundial, cosa seria. La tensión se corta: Kiko quiere conservar el cinturón en casa. Para ello, sí, tendrá que ser más grande que el más alto.