Heroico empate del Naturhouse que pudo ganar al Flensburg

Destinado a matadero de la fortaleza alemana, con un plantilla renqueante con las bajas de Paván, Malasinskas y Arrieta, y con Petrus y Tioumenchev a medio rendimiento a consecuencia de su estado físico, la casta y la fe en sus posibilidades hizo que el Naturhouse remontase un partido que debió haber ganado con un poco, sólo poco, de fortuna. Pero se ve que la falta de experiencia se paga en este tipo de aspectos, en saber apurar las jugadas, en controlar los nervios, en evitar la ansiedad. Porque en la recta final del choque, tras remontar el 13-19 del descanso, el cuadro español estaba en una posición inmejorable para sumar su primer triunfo: 32-30, en el minuto 27. Al final, un triste empate a 32 que cuando se repase bien puede que sepa a victoria, porque con el punto de este choque ante el Flensburg, tercero en la Bundesliga, y en la condiciones en la que estaban los riojanos, no se contaba.

Es posible que haya sido el mejor partido del Naturhouse en la temporada, que exprimió a dos de sus hombres de la primera línea, porque Capote y Luisfe prácticamente no gozaron de descanso, y completaron un gran encuentro en ataque y defensa. Con ellos, y con la aportación en la segunda parte de Gurutz Aguinagalde en la portería y de Tioumenchev en la dirección de juego, mejoró la defensa (blanda) y el ataque (impreciso) de la primera mitad.

El cubano Capote (10 goles de 15 lanzamientos) mantuvo durante muchos minutos al Naturhouse, que en la segunda parte, al fin, pudo conseguir goles de contraataque ante un Flensburg que confiado en su potencia tardó en tomarse en serio a su rival, pero que en la segunda mitad tuvo unas tremendas lagunas en su juego de grupo, a expensas casi siempre de las acciones individuales de Glandorft y Gustafsson, que recogieron el testigo de Weinhold, su mejor baza en la primera mitad (seis de sus ocho tantos).

En el minuto 23 (30-29) el Naturhouse volvía a tomar ventaja tras el 1-0 inicial; ya no volvería a estar por debajo en el marcador, pero la desgracia, o la impericia, o el cansancio por la falta de relevos posibles (Malasinskas hubiese sido vital en este choque) y de calidad, le sustrajeron un punto al equipo español.