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Kathrine Switzer

"A las mujeres todavía nos queda mucho camino por recorrer"

Kathrine Switzer, ahora con 66 años, concluyó la maratón de Boston en 1967 y se convirtió en la primera mujer que cubría esta distancia, prohibida hasta 1972 para féminas.

Kathrine Switzer.
EFE

¿Qué trascendencia ha tenido en su vida el 19 de abril de 1967, cuando fue la primera mujer en acabar la maratón de Boston, pese a estar prohibida la presencia de atletas femeninas en la distancia?

Cambió mi vida. Sólo tenía 20 años y pasé de ser joven a adulta. Antes de correr, creía en la igualdad entre hombres y mujeres. No era consciente de la discriminación que existía. Cuando acabé la maratón me di cuenta de que había encontrado mi gran objetivo en la vida: crear oportunidades para el deporte femenino. Me convertí en una luchadora y decidí que tenía que trabajar en ello. 

¿Por qué decidió correr en aquella maratón?

Yo me entrenaba para los cinco kilómetros, pero mi preparador, Arnie Briggs, me decía: "El día en que corro la maratón me siento como un héroe". Yo quise hacerlo también. Arnie me comentó: "Las mujeres no pueden correr". Respondí: "¿Por qué no?". Un día queríamos probar con 42 kilómetros e hicimos 50. Arnie me animó: "Estás preparada". (Se inscribió como KV Switzer, dorsal 261).

¿Qué repercusión tuvo su historia en los medios y en la sociedad? ¿Sintió apoyo?

En la meta hacía mucho frío y muchos periodistas se fueron. Otros estaban muy enfadados porque tenían que esperar más de cuatro horas a... ¡una mujer! (tardó 4h 20). Algunos de sus comentarios fueron muy agresivos, no me tomaban en serio, pero hubo un periodista joven que escribió un artículo muy serio y se convirtió en uno de los mejores del país. Había quien creía que a las mujeres nos saldría bigote, nos crecerían las piernas o perderíamos el útero por correr una maratón, pero a otra gente le gustó lo que hice y muchos corredores (hombres) me mostraron su cariño y su respeto por haber corrido.

Y en la maratón de Boston de 1972 las mujeres pudieron competir y se encontró de nuevo con el juez Jock Semple.

Durante cinco años me miró con recelo. No me saludaba. Y en 1973, después de que la primera maratón femenina fuera un éxito, me dio un beso y me deseó suerte (Kathrine pone cara de extrañeza).

Y fue una de las artífices para conseguir que la maratón femenina fuese olímpica en los Juegos de Los Ángeles 1984.

Es una de las cosas que más me enorgullecen. Trabajé muy  duro. Siento un orgullo maternal por las mujeres que tienen ahora la oportunidad de correr. Conseguimos apoyo de 27 países de cinco continentes y pidieron datos médicos de que la maratón no hacía daño a la mujer. Demostramos que el género femenino tiene más resistencia. Hicimos mucha presión.

La imagen de la mujer deportista es diferente ahora, ¿no?

Hemos pasado de la noche al día. Las mujeres no conciben que no se pudiera competir en una carrera. Pero era así. Ahora hay chicas que cruzan a nado de Cuba a Florida. No hay límites, ni barreras. La mujer tiene voz propia. Sin embargo, hay mucho camino por recorrer. Hay culturas en que las mujeres no son conscientes de su ausencia de libertad, donde no pueden salir solas a la calle y sucede también en países ricos. 

Lleva 39 maratones, entre las que hay una victoria en Nueva York. Y a sus 66 años está estupenda, ¿sigue corriendo?

Sí (sonríe mientras toma un café). Me entreno varios días a la semana y la próxima semana me voy a la Media Maratón de Amsterdam. (El 30 de marzo organizará en Palma de Mallorca el 261 Womens Marathon, sólo para las mujeres).

El juez Semple intentó truncar el sueño de Katy

Las fotografías de Kathrine Switzer corriendo la Maratón de Boston de 1967 fueron elegidas por la revista Times como unas de las 100 imágenes más influyentes de la historia. El juez Jock Semple intentó parar a Switzer por la fuerza y le gritó: "¡Dame el maldito dorsal (el 261) y abandona la carrera!". Su novio Tom Miller, jugador de fútbol americano, paró a Semple de un empujón y la pionera pudo acabar la maratón en 4h 20. "Eres una sufragista', me decían. Y yo miraba a mi entrenador, Arnie, pensando que lo había metido en un buen lío".Y Katy se prometió: "Si no termino, dirán que no era capaz. No me tomarán en serio". Su técnico y su novio, entre otros, la escoltaron durante toda la prueba. Switzer cuenta cómo las fotos se hicieron por una serie de "coincidencias". "Dio la casualidad de que el furgón de prensa venía desde atrás y fue de él desde donde bajó Semple y, por eso, los fotógrafos pudieron reflejar aquel momento". Ese 19 de abril de 1967 en el que la chica del dorsal 261  cambió la historia del deporte femenino.