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Liga Asobal

El Barça gana a un Ademar que fue más rival de lo previsto

Los azulgrana por primera vez no llegaron a los cuarenta goles, y durante muchos minutos de la segunda parte incluso llegaron a ir perdiendo el parcial

Madrid

Ganó el Barcelona, lo que no es noticia. Y lo hizo con comodidad, sin apuros, con solvencia, lo que no es novedoso. Lo llamativo es que el Ademar, con una plantilla bisoña, sin mucha experiencia pero con gran futuro, plantó cara a un cuadro superior en todo, menos en desparpajo, que le jugó al rival como si fuese un equipo más de su Liga. Lógicamente, la sorpresa no podía llegar más allá, pero fue suficiente para que en la segunda parte, y durante 25 minutos, el parcial de ese tiempo estuviese empatado, o, por momentos, favorable a los leoneses que si mantienen a estos chicos lo mismo retornan por sus fueros en no demasiado tiempo.

Para el Barça, estos encuentros son un expediente que debe manejar Pasqui con tacto, porque en un plantel plagado de estrellas Xavi Pascual está obligado a repartir el tiempo de la mejor manera posible, y minutos de calidad no hay tantos a lo largo de estos choque en los que su equipo es tan superior. Pero es el trabajo del entrenador, como mantener en el banquillo a Rutenka para que Karabatic ocupe la primera línea, o sentar a Juanín García para que actúe un rato el campeón del mundo Ariño, o retirar a Raúl Enterríos para que entre Sarmiento... Sí, porque tiene dos jugadores por puesto, y más, tanto que Viran Morros, especialista defensivo, apenas tiene trabajo.

En la primera mitad, con el primer siete inicial, con Saric perfecto en la portería, el Barcelona corrió (Stranovsky o Víctor Tomás) o marcó en acciones individuales (Karabatic) para impresionar a un Ademar cohibido y que parecía destinado al matadero, porque los 10 tantos de diferencia real (18-8) parecían muchos más.

Pero la continuación fue diferente, porque el Ademar aplacó sus ansias, perdió menos balones, y sacó partido en su juego de habilidad ofensiva, buscando con celeridad acciones de uno contra uno, penetraciones, y con desplazamientos al lado débil para romper a la defensa azulgrana, incapaz de quitarse de encima a un pegajoso rival, que en esta mitad hasta incluso llegaba a la osadía de contragolpear.

Lo justo hubiese sido que el choque se acabase en el 55, con 34-23, que hubiese sido un premio para el joven cuadro leonés, porque en esos últimos cinco minutos recibió un parcial de 4-1, quizá por querer comerse un mundo imposible ante Sterbic, y el 38-24 desnuda un poco la buena impresión visitante ante un Barcelona que por primera vez en esta Liga no llega a los 40 tantos.