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Liga Asobal

Muratovic: "He vuelto por amor y sin contrato por jugar"

Llevaba cuatro años retirado por una lesión en Alemania (Flensburg), pero vino a Vigo a que naciese su hija, y se ha enrolado de nuevo en el Cangas del Morrazo.

Madrid
Muratovic, con el pelo ceniciento ahora, vuelve con el Cangas con el que debutó hace 10 años.

Alen Muratovic (Montenegro, 1979) ha regresado a la Liga española, al Cangas que le trajo para que debutase en la Asobal en 2003. Luego le vendería al Valladolid por 60.000 euros, y destacando en el equipo vallisoletano, se lo llevó el Flensburg a la Bundesliga que pagó por su traspaso 700.000 euros. Pero en Alemania, donde su contrato era por tres temporadas, este lateral izquierdo de 1,98 metros, sólo jugó media temporada. Una lesión le retiró, y cuatro años después ha vuelto a ponerse una camiseta de juego, y sentir la adrenalina cuando marca un gol y consigue la todo un pabellón, O´Gatañal, se ponga en pie.

- ¿Cómo le ha dado por desempolvar su metralleta?

- Llevaba cuatro años retirado y ya me consideraba un exjugador, porque con 34 a punto de cumplir ya no me veía en una cancha. Pero ha sido un fichaje por amor, por amistad, por ganas de echar una mano al Cangas.

-No me diga eso, que usted siempre ha sido un tipo que miraba el euro.

-No, hombre, no. Vivo con mi novia, que es de Cangas, y estábamos en Montenegro, donde yo estudiaba porque el seguro de accidente que tenía en Alemania me obligaba a ello, y esta bien. Total, que se acabó en mayo, y mi novia me dijo que lo mejor era venir a Vigo a que naciese nuestra hija. Y vine por ellas. Y apareció Manolo Camiña, el presidente del Cangas, y me retó a entrenarme con el equipo, y me vi bien, lo justo para colaborar. Y aquí estoy.

-¿De fichaje estrella?

-No, hombre, no. ¡Pero si ni siquiera tengo contrato! Para mio todo es nuevo, y me siento como un niño con zapatos nuevos ayudando a este equipo, a esta afición y a este club que el año pasado no descendió de milagro. Yo no cobro por jugar.

-¿Y de qué vive, de los ahorros?

-Pues somos muy espartanos en el gasto, y se puede decir que de las rentas, entendiendo por rentas lo que me pagan de alquiler por un piso que tengo en Valladolid y otro en Montenegro. No tengo ahorros como para vivir de las rentas, porque en el balonmano no se gana tanto como para eso.

-¿Qué sintió en su regreso?

-Pues fíjate, ganamos, aporté goles y asistencias, todo el equipo estuvo bien, la afición vibró. Sensacional. Pero yo tengo claro mi papel: ya no tengo 24 años, y ya no me interesa ser una estrella. Soy uno más de la plantilla para ayudar en lo que pueda.

-No me diga que no tiene metas, ni sueños que cumplir, ni ganas de plantearse algo importante: por ejemplo, jugar el Europeo de Dinamarca con su selección.

-Nunca se sabe qué va a pasar mañana, porque yo vivo al día, sin plantearme retos a medio plazo. Ya no. Volver con mi selección, hace dos meses ni se me pasaba por la imaginación, pero ahora que han oído que he vuelto, lo mismo en Montenegro les da por seguirme, y quién sabe qué puede ocurrir. Pero meta, objetivo real, es que el Cangas salga adelante sin los problemas del año pasado.

-¿Le sigue dando miedo jugar en defensa?

-Miedo nunca he tenido, pero sigo pesando 85 kilos. Soy un junco para pelear con gente de mucho peso y muy fuerte, aunque si hay que ponerse atrás, me pongo como el primero.