AS fue testigo de cómo se hace lobby en la recepción del hotel

Atendiendo a los extraordinarios controles de seguridad que rodean al hotel Hilton, resulta impresionante cruzarlos y acceder a su recepción. El famoso lobby. Allí, entre miembros del COI presuntamente anónimos e impecablemente vestidos de traje y corbata, se puede ver a Vlade Divac con vaqueros, camiseta y barba o incluso a Aleksander Popov, glorioso rey de la natación con cuatro medallas de oro y cinco de plata en Juegos Olímpicos, estirarse en un sillón. Pero Divac y Popov aquí son los menos importantes. El partido del olimpismo, de la elección de la ciudad organizadora de los Juegos y la presidencia se juega en la recepción. Allí Bubka ocupa una esquina y Thomas Bach, otra. Son los grandes aspirantes a la presidencia, que se decide el 10. Lo mejor es que no todo sucede a la luz pública. Estambul, Madrid y Tokio reservan una planta para extremar su lobby. En los sótanos, se ensayan las presentaciones. La prensa no está autorizada a entrar a no ser que consiga un pase especial de un día que siempre llega de un amigo de adentro. Y es ahí donde uno topa con un trasiego de cambio de favores: donde se ganan los Juegos. ­