Mundiales de atletismo
El relámpago Usain Bolt ilumina los Mundiales de Moscú 2013
Comienza en Moscú el XIV Campeonato Mundial al aire libre con una brillante apertura en el Estadio Luzhniki: aparecen los españoles de 800, con Kevin López como emblema.
Moscú no cree en las lágrimas, ya se sabe pero sí en esos atascos, densos, pegajosos y kilométricos que paralizan los prospekts, las grises avenidas de soviético diseño. Pero Moscú, que no cree en lágrimas (en Rusia, el poder no se regala) tal vez sí acabe creyendo en Usain Bolt, relámpago y fenómeno de la velocidad mundial que desde hoy combate en el Estadio Luzhniki (léase Lenin) contra las sombras de los escándalos por dopaje que devastan la velocidad mundial, contra el récord de medallas de Carl Lewis en unos Mundiales (diez) y, naturalmente, contra sí mismo y su motivación.
A partir de las 18:15 horas, en los 150 metros de altitud de Moscú y con una humedad importante, buena para la velocidad, Bolt arranca en la primera ronda de 100 metros, cuya competición se abre con cuatro series previas, casi al amanecer (08:10 horas) para apartar gentes de marcas exóticas. La semifinal y final del hectómetro quedan para la tarde de mañana. Claramente, y como señala Mo Greene, el reinsertado estadounidense Justin Gatlin es la amenaza en la ruta de Bolt desde que renunció, lesionado, Yohan Blake y los controles cazaron a Tyson Gay.
Maldades. Concentrado en la competición por órdenes de su entrenador, Glen Mills, Bolt esquiva las maldades o conjeturas que le relacionan con el dopaje, no habló el jueves con los medios internacionales en la jornada de puertas abiertas del equipo jamaicano, y sí dijo esto a Paul Reid, del Jamaica Observer, de su guardia pretoriana de periodistas. "Llevo ganando medallas en grandes eventos desde que tenía 14 o 15 años ¿y ahora me vienen con estas historias? Podían haberlo dicho antes. Yo hablaré en la pista". Ahí va Usain, listo para su velocidad punta en 100 de 43,452 km/h: en ese momento culminante, Usain golpea el suelo con una fuerza directa superior a los 400 kilogramos. A partir de ahí, sálvese quien pueda
Las irrupciones de Mo Farah en la final de 10.000 y de los españoles de 800, con Kevin López al frente, también iluminan la jornada de apertura. Más adelante llegarán las esperanzas de Eusebio Cáceres en longitud, de Ruth Beitia en altura y de los marchadores. Se vivirá la retirada de Isinbayeva, la zarina de la pértiga. Las damas acechan una soberbia final de 100 vallas: el sábado 17. Y hasta el último suspiro, en 200 y 4x100, Bolt seguirá relampagueando: entre atascos, humedad y lágrimas por el dopaje.