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Mundiales de Moscú

Los velocistas: purasangres que viven entre sombras de dopaje

Gay y Powell: 'Busted'. Incluso, el campeón europeo de longitud, Christian Reif, duda de Usain Bolt: "No puedo decir que esté dopado, sólo formular conjeturas".

CAZADO. Ben Johnson, entre Carl Lewis y Linford Christie.
DIARIO AS

En octubre de 1988, tras la celebérrima final de 100 metros de los Juegos de Seúl, Sports Illustrated, 'SI', publicó una portada histórica: Ben Johnson, un relámpago negro de ferocidad ceñido en la camiseta roja de Canadá, se adelantaba en varios metros a todos los otros participantes en aquella final... incluido un Carl Lewis que, fascinado y contraído como nunca, intentaba perseguir a Johnson... con la vista. El titular de ese 'SI' para aquella espectacular imagen fue 'Busted': fracasado, en colosales letras que iban a todo trapo sobre la imagen feroz e imponente de Benjamin Sinclair Johnson, ya convertido por derecho propio en el más famoso convicto por dopaje en la historia de los Juegos Olímpicos.

Lo que Sports Illustrated y casi todo el planeta no admitían en 1988 es que la galaxia de estrellas que daban caza a Johnson en aquella final... iban a cerrar sus carreras también entre sombras de dopaje: Christie, Williams... y el mismo Lewis, al que blindó el USOC: el Comité Olímpico de EE UU.

Después de 25 años del gran escándalo de Seúl, las cosas no han mejorado mucho en el entorno de los sprin­ters. En los primeros años del siglo XXI, el Caso Balco devastó la velocidad estadounidense, con víctimas tan ilustres como la exreclusa Marion Jones. Cayeron Tim Montgomery, el inglés Chambers, el propio Gatlin (al que entrena Dennis Mitchell, positivo por testosterona)... y ahora, Gay y Powell: 'Busted'. Incluso, el campeón europeo de longitud, Christian Reif, duda de Usain Bolt: "No puedo decir que esté dopado, sólo formular conjeturas".