TRIBUNA LIBRE | ALBERTO RUIZ GALLARDÓN
Madrid: el valor de la seguridad
Alberto Ruiz-Gallardón, actual ministro de Justicia, fue alcalde de Madrid entre 2003 y 2011. En este artículo, eleva a Madrid y sueña con su elección en Buenos Aires.
Como estandarte o como estigma, cada época lleva consigo su signo y su inquietud. El movimiento olímpico internacional acierta a identificarlos con precisión cada cuatro años. Hoy se trata de la búsqueda de la seguridad, en medio de un tiempo de incertidumbre que ha cubierto ya con creces el cupo de los sobresaltos. Por eso, la candidatura de Madrid para organizar los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2020 se ajusta a la perfección al espíritu olímpico y al de nuestros días. Con el 80 por ciento de las infraestructuras realizadas, una inversión mínima requerida, una experiencia demostrada en la organización de grandes competiciones deportivas y el apoyo pleno de las instituciones y la sociedad, los Juegos de Madrid representan una apuesta segura por partida doble.
Por una parte, ofrecen seguridad al COI, que cuenta con un proyecto tangible en el que son pocos los elementos que quedan por desarrollar y donde no hay por tanto espacio para la improvisación. Los Juegos son una iniciativa segura para los propios ciudadanos de Madrid y de España, que en esta gran cita encontrarían, además de la gran fiesta universal del deporte y la solidaridad que el olimpismo entraña, un acontecimiento que daría un fuerte impulso a la economía nacional, con un impacto estimado global en el PIB de 5.000 millones de dólares, 800.000 visitantes y más de 75.000 empleos directos.
El informe de la Comisión de Evaluación ponderó nuestro “alto entendimiento de los requerimientos, las garantías, los roles y responsabilidades” que son necesarios para asumir este reto formidable pero factible. Madrid tiene los Juegos al alcance. Sólo hay un secreto para entender por qué: la constancia, del tesón, del compromiso pleno, de una preparación de 12 años para llegar a una meta que sólo se gana después de superar etapas. Esta ciudad no se cansó después de cada revés, no renunció a cumplir un sueño posible y se prepara ya para ver cómo aquello que estuvo a punto de conquistar en Shanghai y en Copenhague se hace por fin realidad en Buenos Aires.