NATACION/MUNDIALES DE BARCELONA
La ceremonia 'Sueños de agua' pone en pie al Palau Sant Jordi
Unas 10.000 personas presencian una ceremonia espectacular, en la que el agua, la música y la iluminación fueron las protagonistas.
“¡Uniros al Planeta Agua!, bienvenidos a Barcelona 2013” resonó en el Sant Jordi otra vez, diez años después de celebrar los Mundiales de Natación y 21 de haber organizado los Juegos Olímpicos. Esa frase dio por inaugurado oficiosamente el decimoquinto campeonato acuático, el más numeroso (2.283 deportistas) y con más modalidades (natación, waterpolo, saltos, saltos de gran altura, sincronizada y aguas abiertas) de siempre. En una hora y dos minutos, los 10.000 asistentes se deleitaron con ‘Sueños de Agua’, la obra de Hansel Cereza, quien logró convertir este elemento en el centro de una espectacular puesta en escena en la que hubo interpretaciones de cada uno de los deportes que podrán ver los espectadores a partir de este sábado. Cereza quiso ver el agua desde el punto de vista de un niño, infantil, divertida, pero al mismo tiempo quiso hacer una crítica sobre su uso abundante y desproporcionado en todos los rincones del planeta.
Con la música de Albert Guinovart, quien ganó un Oscar por la película The Artist, la piscina del Sant Jordi vivió una noche emotiva, de Hollywood. Participaron más de 600 personas, entre acróbatas, voluntarios y 150 niños de clubes de la ciudad. La ceremonia llegó a ser omnipresente en la ciudad. Mediante las pantallas gigantes del recinto, se vio como una saltadora se lanzaba de la plataforma ubicada en el Puerto de Barcelona y emergía en la piscina del Sant Jordi, como si un agua llevase a otra. Luego, se produjo el nacimiento del agua en la piscina con un juego de luces que augura una nueva manera de ver natación en el Sant Jordi. Será uno de los puntos fuertes, pasar del negro al blanco en apenas segundos.
La escenografía no se detuvo. La piscina daba para nadar, saltar o realizar ejercicios de sincronizada, siempre alumbrado y el resto del perímetro a oscuras. El momento más aplaudido en el agua fue cuando un grupo de castellers realizó una torre desde el agua, un seis de cuatro. Justo después, 250 niños y niñas se lanzaban al agua realizando movimientos de sincronizada, el deporte por el que más ha apostado la organización, y que el sábado comenzará a ser protagonista en el Sant Jordi.
Cereza también jugó con la edad. Un niño que se lanza al agua y de golpe aparece un adulto nadando mariposa, como si fuese el mismísimo Phelps, pero que al finalizar la posta y enfilar las escaleras se convierte en Eduard Ametlla, veterano submarinista de 89 años, que posee el récord de ser el primer hombre en bajar 100 metros. El agua como tradición, como deporte democrático y como necesidad vital en nuestras vidas.
Desfilaron los 181 países, España lo hizo en último lugar y ante el aplauso de los presentes. Luego llegaron algunos silbidos cuando le tocó el turno a la política. Aunque en la mayoría de casos tímidos. El presidente de la Generalitat, Artur Mas; el alcalde, Xavier Trias; el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal; el presidente de la FINA, Julio Maglione; y el presidente de la Federación Española de Natación, Fernando Carpena. Mas dio por inaugurado el Campeonato, sonó el himno y la bandera de la FINA, azul, blanca y amarilla, emergió hasta lo alto del Sant Jordi.
Llegó el turno de los juramentos, a cargo de la nadadora Erika Villaecija y del juez-arbitro Sergi Borrell, quien dirigió la final olímpica de waterpolo en Londres 2012. La deportista realizó la promesa de “no utilizar drogas u otros productos” y el árbitro que “será justo y tendrá espíritu deportivo”. Ambos son un ejemplo y a partir del sábado serán los protagonistas de un Mundial que promete emociones fuertes. Al final, la luz regresó al Sant Jordi y lo alumbrará hasta el 4 de agosto.