BOXEO | 'MARAVILLA' MARTÍNEZ
"Yo quería volver a Argentina por la puerta grande"
'Maravilla' Martínez (38 años) expone el sábado su título de campeón mundial del peso medio del CMB que reconquistó ante Julio César Chávez Jr. en su Argentina natal.
¿Por qué ha decidido esta vez preparar el combate en Madrid en vez de en California, como habitualmente?
Primero, porque era importante estar cerca de mi doctora Raquel Bordóns el mayor tiempo posible durante la preparación. Venía de sufrir dos operaciones (rodilla y tobillo derechos que le arregló el doctor Ángel Villamor tras el combate con Chávez en septiembre) y una lesión posterior, así que era vital tenerla al lado. Segundo, es mucho más fácil traer a mi entrenador Pablo Sarmiento desde California que desplazarnos allí cuatro o cinco personas. Y, sobre todo, porque me gusta mucho más Madrid que California. No hay comparación posible. Esto es el paraíso.
¿Y Entrevías, un barrio obrero donde ha abierto el gimnasio que le sirve de centro de operaciones, se parece mucho al lugar de donde salió Maravilla en Argentina?
No. No tiene nada que ver. ¡Este barrio es de gente obrera pero muy potente! Es otra historia. Yo vengo de una familia pobre de clase baja.
Pero aquí en este gimnasio también hay gente que persigue sueños como los perseguía usted cuando vino a España en 2002 huyendo de la crisis (Sergio atiza al saco mientras chavales reciben clases de artes marciales al lado).
Sí. Por aquí se acercan los niños, con cara de vivos, a hacerse fotos conmigo, me dicen que siguen los combates... También que quieren ser campeones del mundo y ojalá no lo abandonen. Con que saliera uno ya estaría supersatisfecho.
Y el que ahora va a cumplir su gran sueño es usted. Boxeando en su país, Argentina, y en un estadio de fútbol.
Sí, mi gran sueño después de haber conquistado otra vez Las Vegas, ganando a Julio César Chávez. Me quedaba regresar a Argentina y hacer una pelea grande, pero nunca pensé que fuera a tener tanta repercusión y trascendencia. Es como estar en la cresta de ola.
Cuarenta y ocho mil personas. Eso suena muy fuerte
Es una barbaridad y voy a hacer lo que tengo que hacer. No lo duden. Que la gente disfrute y que se viva como una fiesta del deporte argentino.
Le han descubierto tarde pero con una tremenda pasión.
No creo que haya sido tarde, sino en el momento justo. Comencé a boxear con 20 años y gané el título mundial a los 28 en Inglaterra primero (el de la IBO, de poca repercusión y prestigio), después a los 33 (el interino del CMB) y luego a los 35 llegó lo más importante que fue derrotar a Kelly Pavlik. Siguió lo más mediático: Julio César Chávez Jr. el año pasado, que se pudo ver por la televisión pública argentina. No es tarde, sino que se ha ido paso a paso. Hay otros que triunfan a los 25 pero llevan boxeando desde los 14. Más o menos el tiempo es el mismo.
Será el evento de mayor recaudación de la historia de Argentina, ¿qué le sugiere?
¡Es espectacular! Creo que no voy a ser capaz de expresar lo que pasará por mi interior, porque entra dentro de lo sentimental. Comencé en un suburbio, un barrio de Florencio Varela llamado Zeballos, para un centenar de personas con más hambre que gloria y vuelvo delante de cuarenta mil.
¿Cuando estaba en España sin un euro se imaginaba algo así?
Tan bien como está saliendo todo, no. Pero sí me imaginaba ganando en Las Vegas y retornando a Argentina por la puerta grande. Es un buen momento para pensar que el círculo de mi vida está comenzando a cerrarse.
Martin Murray, con 30 años e invicto en 26 combates (con un nulo), se presenta muy bravo.
Tiene la oportunidad de su vida, la que yo me encontré hace unos años. Me veo reflejado en él: yo me comía el mundo tan sólo con la motivación y eso lo hace muy peligroso. Tiene mucho que ganar y poco que perder. Va a dejarse todo arriba. Es potente, fuerte, rápido Pero no le va a bastar porque yo estoy mejor que nunca.
¿Se ve también como un Argentina contra Inglaterra?
Probablemente sí. Hay cosas que lamentablemente siguen escapando de lo deportivo, y digo lamentablemente porque habría que pasar la hoja. Ojalá que el sábado se viva como un partido de fútbol o de tenis y ya está.
Usted relanzó su carrera yendo a boxear desde España a Inglaterra. Casi se ha especializado en ingleses
Sí. Y mis combates dan muy bien de audiencia allí. En Inglaterra viví un punto de inflexión el 21 de junio del 2003. Allí comenzó todo a nivel internacional. El haber ganado el título mundial de la IBO ante Richard Williams me hizo convencerme de que estaba para las grandes ligas. Caí al suelo varias veces, vi a mi padre en las sillas de ring y di la vida entera por ganar. Me dejé mucha salud en ese combate y muchas fracturas, pero valió la pena. Un cinturón mundial siempre vale la pena.
¿Y cómo está su cuerpo ahora? Con 38 años habrá aprendido a escucharlo bien.
¡Machacadísimo! Me duele desde el dedo meñique hasta el último pelo de la cabeza (la semana pasada, cuando se realizó esta entrevista, acababa de hacer doce asaltos con tres sparrings llegados de EE UU. Uno cada cuatro rounds). Pero es lógico. Estoy como debe sentirse un deportista de élite. De aquí al combate, recuperado sin problemas.
¿Y le va a dar tiempo a ser el mejor 'libra por libra' del mundo?
No. Eso ya no podrá ser y es una lástima. Floyd Mayweather cuida mucho a quién elige como rival: en el próximo combate contra Robert Guerrero ya se sabe lo que va a pasar Andre Ward es el segundo y está fijo. Con ser uno de los tres primeros durante bastante tiempo ya estoy más que contento.
Su promotor, Sampson Lekwkowicz, declaró que se retirará si no gana...
¡Habla mucho Sampson! Lo que quiso decir de forma irónica es que si no le gano a Andy Murray lo que tengo que hacer es irme del boxeo, retirarme.
Ha encontrado una fuente de inspiración la figura del Ché Guevara.
¡Hasta la victoria siempre! Es mi lema. El Ché es un referente para cualquiera que luche por la vida. Un símbolo. Buscamos la resistencia, buscamos la victoria Resistencia y lucha van ligadas a mí.
¿Y con el nivel de popularidad que ha alcanzado, no estará pensando en entrar en política en Argentina?
No sé si me tienta la política, pero el país necesita gente que vaya a colaborar. Sí que pienso de qué manera ayudar un poco más. Tengo que formarme, pensar y sentarme con la gente que trabaja conmigo. Algo se puede hacer, aunque no sé si desde dentro de la política. Ayudar activamente ya sería una forma de hacer política.