Atentado en Boston
Bill Iffrig se ha convertido en el icono mediático de la tragedia
Su foto en el 'Boston Globe' ha dado la vuelta al mundo. Iffrig participaba por tercera vez en la maratón de Boston, para la que se había preparado durante los últimos meses.
Una fotografía de John Tlumacki, del Boston Globe, se ha convertido en el icono de la tragedia del domingo: un veterano corredor, Bill Iffrig, tirado en el suelo por la onda expansiva, mientras tres policías, pistolas fuera de las cartucheras, inician el protocolo de acción, también desorientados y aturdidos por el atentado. Iffrig, de 78 años, narró así su experiencia en The Herald of Everett: "Perdí el equilibrio cuando me faltaban apenas unos metros para terminar. El boom, la tremenda explosión, semejante al ruido de una bomba, sacudió todo mi cuerpo. Mis piernas empezaron a temblar y no pude dar un paso más".
Iffrig participaba por tercera vez en la maratón de Boston, para la que se había preparado durante los últimos meses. A pesar de haber caído y de varias heridas superficiales, un voluntario le ayudó a cruzar la línea de meta: "No iba a marcharme de allí sin acabar la carrera. No corrí 26 millas para darme la vuelta". Este ciudadano de Lake Stevens, en Washington, concluyó en la segunda posición de su categoría. Iffrig, que compite desde 1970 en pruebas de montaña y larga distancia, ha ganado bastantes en su clase máster, y en 2009 fue finalista para el Washington Herald como Man of the Year in Sports.
Pánico. Iffrig ahondó en su relato acerca del miedo que se apoderó de él: "Únicamente cuando me senté en la habitación del hotel fui consciente de lo cerca que estuve de los artefactos, a dos metros, y de la situación tan aterradora que me había tocado vivir". El veterano atleta caminó durante más de medio kilómetro hasta que llegó a su alojamiento. Allí habló con su hijo, Mark, que siguió la carrera vía online.
John Tlumacki, autor de la fotografía que ha dado la vuelta al mundo, explicó sus sensaciones en el momento de la tragedia: "Me había fijado en unos chicos que iban a entrar en la meta, cuando, de repente, noté la vibración por la explosión. Luego me dirigí hacia un señor en el suelo, con los policías a su lado sacando las pistolas y el pánico en el rostro de las personas. Algunas escenas eran una auténtica carnicería".