El Barcelona gana en Cuenca por la inercia de su juego

El Barcelona sigue su marcha arrolladora. Tiene puesto el piloto automático, y un juego enormemente sistematizado, con Rutenka de jugador polivalente. Además, Montoro se ha inyectado tanta moral y seguridad tras el Mundial de España, que se ha convertido en una pesadilla para cualquier portero con sus lanzamientos de nueve o diez metros gracias a su enorme envergadura.

Por otra parte, el Cuenca iba con lo puesto. Un equipo disminuido en número de efectivos, que en la primera mitad jugó con ocho hombres, sacando a alguno de su posición natural para dar descanso a una primera línea exhausta.

En cualquier caso, se sabía que iba a ganar el Barcelona, aunque el cuadro de Cuenca fuese poniendo parches con rachas de cuatro goles, al contragolpe, por algún error de los azulgranas. Y tiene mérito que los de Zupo Equisoain no bajasen las manos y quisieran correr, lo que demuestra el orgullo de este equipo que va perdiendo fuelle en esta segunda vuelta.

Hubo un momento en el que el Cuenca amenazaba con poder, cuando se colocó a dos goles en la segunda parte, pero era imposible sin aire de refresco plantarle cara al Barcelona, aunque la ausencia de efectivos locales saca a escena de jóvenes con valor, como Alex Garza, un joven pivote que fue de los mejor de los locales, que al final recibieron un duro castigo: 21-31.