Ruth Beitia logra el oro después de ganar tres platas y un bronce

El oro de los Europeos en pista cubierta había volado cuatro veces alrededor de la estilizada figura de Ruth Beitia, pero por cuatro veces se le había escapado de las manos. En Madrid, en Birmingham, en Turín, en París... Tres platas y un bronce. No está nada mal, pero el rey de los metales es el rey de los metales. Y el oro se escapaba de sus manos, miraba hacia otro lado, hacia otra saltadora.

Pero llegó ayer en Gotemburgo y en el Scandinavium. Es irónico que a Ruth se le haya rendido el metal de los metales en un año en el que iba a estar retirada. Ayer se proclamó campeona de Europa en lucha cerrada con dos suecas. Una victoria a domicilio labrada con tesón y afán competitivo.

Cuando las cosas se jugaban en 1,92 y ella saltaba a la primera vio en la pista un dolor y una alegría: la eliminación de la belga Tia Hellebaut, su amiga. Pero era una rival menos. Las medallas se jugaron en 1,96, donde hubo una auténtica escabechina y sólo tres saltadoras siguieron en competición: Ruth y las nórdicas Ebba Jungmark y Emma Greene Tregaro

Y el título se dilucidó sobre 1,99. La santanderina lo superó a la segunda y sus oponentes vieron por tres veces que el listón era su enemigo. Por fin, oro para Ruth. Luego intentó batir su récord español, pero no pudo con 2,02. ¡Y qué importaba ya!