ALFREDO RELAÑO
"Helenio era auténtico y Mourinho, un comediante"
Charla de fútbol y letras entre Alfredo Relaño, director de AS y Gonzalo Suárez, cinesta, escritor yalter ego de Martín Girard en la Central de Callao.
La Central de Callao se transformó ayer en un estadio de fútbol. Allí, entre paredes de libros, resonaron de nuevo los goles de Di Stéfano y los métodos de Helenio Herrera, ante 60 personas, entretejidos en la charla entre Alfredo Relaño, director de AS, y Gonzalo Suárez, cineasta, escritor y alter ego de Martín Girard, seudónimo con el que cambió el relato del fútbol en los 50.
Y es que Martín Girard estuvo muy presente. “No ha habido otro igual”, apuntó Relaño antes de enumerar a los que después siguieron su senda: “Vázquez Montalbán, Valdano...”. “Yo soy hijo de Raymond Chandler, detective privado”, así se defi nió Gonzalo, así recordó a Girard. Eran los 60 y era ojeador, espiaba a los rivales del Inter para elaborarle los informes a Helenio Herrera. “Que era muy duro pero muy de verdad”, matizó.
Un día, la revista Dicen y Lean le pidió que le hiciera una entrevista. La entregó y se fue al cine. Al regresar, le pidieron más. “Por mi relación familiar con Helenio (era su hijastro), le arrebaté el apellido a mi mujer y recordé que un amigo me dijo que Martín era un buen nombre para un periodista”. Y así, a los 25 años, nació Martín Girard. “El fútbol ha cambiado mucho. A mí el Barça a veces me exaspera. Está en las antípodas de lo que entonces era el fútbol moderno. Mis famosos informes han quedado absolutamente pulverizados viendo jugar a este Barça”, contó Gonzalo. “Helenio vivía para el fútbol. Era auténtico. Mourinho me parece un comediante. Helenio no. Él era una bestia parda”, esgrimió y señaló su devoción por Di Stéfano. “Decía que si Pelé dirigía la orquesta, Di Stéfano era la orquesta entera”. “Era un sonido victorioso de la radio. Sonaba a héroe”, dijo Relaño.
Sobre la mesa de debate, dos libros, La suela de mis zapatos de Girard y 366 historias del fútbol mundial de Relaño, y un puñado de historias de aquel fútbol. La obsesión por los espacios de Helenio. El gol de El Cojo. El catenaccio (“Se lo encontró al llegar a Italia y contra un cerrojo, otro”). Lo que le hubiera asombrado éste Barça (“Hubiera puesto en tela de juicio sus premisas. Es lo que le pasó a Mou. Vino con un esquema, a la contra, y se le fundieron los planes”). La magia de entrar en un estadio y ver el rectángulo de césped. “Ese resplandor es inolvidable”, apuntó Relaño. “Y la resonancia de los túneles...”, apostilló Gonzalo. ¿O hablaba Martín Girard?