La Vuelta a España fue "un triunfo del ciclismo"

Dentro de varios años, posiblemente muchos, cuando en una Vuelta a España se viva una fuerte competencia entre varios ciclistas o se produzca un inesperado vuelco que rompa en pedazos la lógica de un guión que parecía ya cantado, los aficionados y periodistas del mañana recordarán esta edición de la Vuelta 2012. Como nos hemos acordado hoy de la que ganó Pedro Delgado en 1985 o la de Hinault en 1983.

Y contarán cómo Contador, Valverde y Purito pelearon palmo a palmo en las diez llegadas en alto que ofrecía la carrera. Bajo cada pancarta había unas bonificaciones que fueron las que, con leves diferencias en meta, forjaron las mínimas ventajas entre estos tres gladiadores.

Y relatarán como esa batalla se repetía a diario, que casi no hubo etapas en las que los aspirantes se tomaran un descanso. Y como ese combate nos mantenía hipnotizados ante el televisor. Y como los aficionados llenaron las cunetas como hacía tiempo que no se veía.

Los tres coincidieron ayer: "El premio al podio de la Vuelta representa un triunfo del ciclismo por encima de los logros individuales". Y Valverde añadió: "Me hace más ilusión que si me lo hubieran concedido a mí".

Valverde, precisamente, fue el primero en atacar y vestirse con el maillot rojo. Al día siguiente sufriría una caída y perdería más de un minuto. Pero volvería a la pelea. Purito Rodríguez tomó el liderato y poco a poco, tres etapas ganadas, lo fue consolidando. Pero cuando parecía que la guerra estaba resuelta a su favor, Contador lanzó un ataque desde muy lejos en la etapa de Fuente Dé, como aquellos que gestaron la leyenda de gente como Coppi, Merckx o Hinault. Y llegó exhausto a la meta, con Valverde a punto de rebasarle, pero vencedor.

Aún Purito gastaría su último cartucho en la Bola del Mundo, pero sin éxito. Fue una gran Vuelta, la más emocionante que recuerdo.