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Balonmano | Selección Femenina

La crisis lleva a once de las guerreras al extranjero

Y Mihaela Ciobanu y Andrea Barnó han dicho adiós.

La selección Femenina.

El balonmano femenino español tocó la gloria en los Juegos Olímpicos de Londres, y se trajo un bronce que venía a ratificar un subcampeonato europeo y el tercer puesto mundial de esta generación única. Sin embargo, menos de dos meses después, del fulgor de la medalla queda poco en nuestro país: sólo Patricia Elorza y Eli Pinedo (Bera Bera), y Vanesa Amorós (Atlético Guardés) continúan en la Liga española, mientras que la navarra Andrea Barnó ha optado por la retirada antes de que enrolarse en un Itxako disminuido y que aún tiene deudas con ella, y Mihaela Ciobanu también ha colgado la camiseta, aunque sigue vinculada al Alcobendas como entrenadora de porteras.

De las 16 jugadoras que estuvieron en la Selección olímpica (Eli Chavez no llegó a jugar), siguen en activo catorce, y once en el extranjero, donde ya estaban por ejemplo, Marta Mangué, Nely Carla Alberto y Verónica Cuadrado. Y las tres deben ser cumplidoras porque sus clubes se han llevado compañeras de la Selección.

Revolución. Dice Juan de Dios Román que esta salida de internacionales al extranjero abre la posibilidad a que "jugadoras jóvenes tengan oportunidades en los equipos españoles, antes de lo que era la tónica general", y a la vez nuestras chicas ganan experiencia porque, reconoce Verónica Cuadrado, "cuando estás fuera de casa te encuentras menos arropada y con más presión en los partidos".

Con Verónica está ahora en los Randers de Dinamarca Macarena Aguilar, una de las mejores centrales de Europa. Con Marta Mangué se han ido al Zajecar serbio la pivote Begoña Fernández y la extremo Jessica Alonso. Y en el Fleury francés de Nely Carla han aterrizado también Beatriz Fernández y Marta López.

Antes de ir a Londres, dos de las jugadoras destacadas de la Selección, la portera Silvia Navarro y la extremo Carmen Martín, ya habían firmado sus contratos profesionales: en Rumanía y en Eslovenia, respectivamente. Y este tsumani deportivo, además de pagarlo la Liga, repercute en el Itxako de Estella, que ha visto cómo se le han ido diez internacionales, y que de pelear por la Champions luchará en España por no descender.