La Federación Española prescinde de Anna Tarrés

Los 15 años de Anna Tarrés al frente del equipo de sincronizada finalizaron ayer por la mañana con una llamada. Fernando Carpena, presidente de la RFEN, se comunicó con la entrenadora, que estaba de vacaciones en Extremadura, y le explicó que no entraba en los nuevos planes para el ciclo olímpico de Río de Janeiro, en 2016, por lo que no se le renovaba el contrato. La noticia corrió como la pólvora, entre la incredulidad y el asombro de las nadadoras, a quien Tarrés las llamó una por una para comunicarles la decisión. La más afectada fue Andrea Fuentes, la capitana, que llevaba desde 2003 con la seleccionadora y que no daba crédito a sus palabras.

Detrás de los argumentos que la RFEN le dio a Tarrés se esconden desencuentros personales entre la entrenadora y el órgano federativo. Apenas había comunicación y las desavenencias habían aumentado en los dos últimos años, hasta el punto de que el rumor del cese circulaba, aunque parecía imposible que se convirtiera en realidad. Hasta ayer. La RFEN dio su versión mediante un comunicado emitido a las 23:30 horas en el que explicaba que la decisión se fundamenta en "razones estrictamente profesionales y de política deportiva" y agradeció a la entrenadora "su valiosa aportación a la sincronizada". Aclara que el contrato expira el 31 de diciembre.

Tarrés entró en el equipo español en 1994 y en 1997 asumió el mando. Con ella, y con Gemma Mengual como figura, la sincronizada comenzó a crecer poco a poco hasta que llegaron las medallas. El punto de inflexión se produjo en 1999, cuando las chicas comenzaron a concentrarse en el CAR de Sant Cugat y el equipo se pudo profesionalizar. Los éxitos se sucedieron y hasta Londres 2012 la seleccionadora fue artífice de 55 medallas internacionales: cuatro olímpicas, 26 en Mundiales y 25 en Europeos.

La entrenadora, apasionada de este deporte, ganó cuota mediática a base de triunfos y de innovaciones que dieron la vuelta al mundo: sus coreografías, sus trajes con luces o el corte de pelo en la cita londinense. Tarrés logró en sus 15 años transformar un deporte y obrar un milagro que se convirtió en una garantía de medalla en Juegos Olímpicos, capaz de competir con países que multiplicaban sus licencias, como Rusia, Francia, Canadá, Japón o más recientemente China.

Futuro.

La RFEN debe presentar en los próximos días su nuevo plan de desarrollo para un deporte que de puertas hacia fuera funcionaba como un reloj y que afronta el Mundial de Barcelona, en 2013, con el objetivo de distanciarse de China en la lucha por la plata. Ya han surgido candidatas a sustituirla. Con más fuerza suena Ana Montero, directora técnica de la RFEN y entrenadora del equipo júnior. Montero entrenó con Tarrés en la época de Mengual, por lo que no se descarta que la mediática nadadora o alguna otra compañera de aquel equipo forme parte del relevo de la ya legendaria entrenadora. Muchas de ellas se han ido recolocando como técnicos después de abandonar la elite. Ahora se abre un vacío en un deporte consolidado.