Baloncesto | España 100 - EE UU 107

Un monumento de plata para un equipo de oro

Se repitió la historia y España obtuvo la plata tras competir de igual a igual con EE UU en otra final inolvidable. Su futuro está en el aire, pero el legado de este equipo impresiona.

Un monumento de plata para un equipo de oro
Iñako Díaz-Guerra
Actualizado a

Uno por uno, con Kobe a la cabeza, los miembros del Team USA que acababan de revalidar su título olímpico se dirigieron al banquillo español. Uno por uno abrazaron a Pau Gasol, en cuyo rostro se reflejaba la grandeza de no estar feliz por la fabulosa plata, sino decepcionado por lo cerca que vio pasar el oro. Uno por uno, esta tremenda selección estadounidense demostró el máximo respeto por España, una España legendaria que llevó hasta al límite a un equipo que podría mirar a los ojos al Dream Team original. Dos veces lo hizo, ambas en el escaparate de una final olímpica, y en ambas regalaron al mundo un partido inolvidable, seguramente los dos mejores que hemos visto en este siglo.

Si creíamos que Pekín era irrepetible, nos equivocábamos. La final de Londres fue una versión mejorada de la de 2008. Mejorada porque ni una vez España se descolgó a más de diez puntos, llegó mandando a la mitad del tercer cuarto, entró en el periodo definitivo sólo uno abajo (82-83) y tuvo opciones reales hasta a falta de tres minutos (91-97 y posesión).

Los siete puntos definitivos (100-107) son la segunda menor diferencia en una final olímpica. Curiosamente, sólo por detrás de la derrota estadounidense ante la URSS en Múnich 72, la polémica afrenta que el actual equipo tenía en mente 40 años después: tras el partido, todos fueron a dedicar el oro a Doug Collins, miembro de aquella selección derrotada por la canasta de Belov, que está en Londres de comentarista.

Desde el inicio España demostró que las penurias del resto del torneo eran historia. De ello se encargó, como tantas veces, el gran Navarro, que abrió el partido con triple y adicional. Como si supiera que la fascitis le concedía sólo unos minutos de esplendor, el capitán marcó la pauta con 14 puntos en el primer cuarto. Declaración de principios: vamos en serio. Y EE UU asumió el reto. La inicial defensa en zona con poco picante fue un regalo para los bombarderos americanos. Durant, Kobe, Carmelo, Deron... 7/10 en triples para cerrar el cuarto con un preocupante 27-35.

Cambio.

Scariolo ordenó el paso a individual tras el parón y el cambio fue inmediato. Rudy e Ibaka asumieron con fe el reto de emparejarse con Durant y LeBron y, subida a la ola de unos minutos mágicos de Sergio Rodríguez, España se puso por delante y obligó a Krzyzewski a pedir un tiempo muerto reparador: 44-43, minuto 14. Siguieron unos momentos de confusión, con los árbitros pitando de más y Marc haciendo la cuarta en el minuto 15. Por fortuna, Ibaka estaba deseando demostrar que merecía más minutos. Con un último servicio de Navarro, España llegaba al descanso 58-59, metiendo el miedo en el cuerpo a sus rivales. Bueno, menos a Durant, que es etéreo.

Noticias relacionadas

El tercer cuarto fue de museo. Pau Gasol, en plan gregario superclase en el primer tiempo, salió decidido a destrozar al rival debajo del aro. Y a fe que lo hizo, metiendo los trece primeros puntos de España. La inercia era española pero el marcador no tanto por la insistencia de Durant en aparecer en cada momento clave. Increíble.

Y cuando España se centró en él con una caja y uno, la realidad decidió amargarnos la fiesta: son demasiado buenos, si frenas a uno, siempre hay otro. Primero Kobe, luego Paul y al final LeBron. Tras atorarse con las faltas, el rey ejerció para ajusticiar con un mate y un triple, después de que el aro despreciase un tiro de Pau que habría puesto el 93-97 a tres minutos. Y así acabó una final enorme, histórica. Como este equipo que quizá no volvamos a ver. Ojalá no sea así pero, por si acaso, gracias por el sueño.

Te recomendamos en Juegos Olímpicos