GOLF | PGA CHAMPIONSHIP
Gonzalo asoma la cabeza
El español aprovecha la afable jornada en Kiawah y termina -5, a un golpe del sueco Pettersson, sorprendente líder. Jiménez termina -3. Tiger Woods, -3. Rory McIlroy, -5.
Kiawah se presentó a sí mismo como un campo duro, una prueba constante. Pero la jugada le ha salido mal demasiado pronto. Confiada toda su dificultad, o gran parte al menos, al reinante viento de la zona, la ausencia de todo tipo de brisa y un suelo blando permitió a los golfistas reventar un campo que se antojaba complicado. El explosivo Bubba Watson (+1) lo avisó: "Si hace viento es un campo difícil, pero si no es así...se le pueden hacer muchos birdies". Él faltó a la fiesta, pero la gran mayoría de los jugadores se ensañaron con Kiawah, desprotegido, vulnerable. Uno de los que no desperdició la ocasión fue Gonzalo Fernández-Castaño. El español, que atravesaba problemas con el putt, se destapó con una espectacular tarjeta de 67 golpes, cinco bajo par, a uno del líder, el sueco Carl Pettersson. Seis birdies y un sólo error aliñaron la imperial experiencia del madrileño, que pudo terminar líder si hubiera embocado un brutal putt en el hoyo 18.
Fernández-Castaño no fue el único que le dio sabor español a la primera jornada del PGA. Miguel Ángel Jiménez terminó -3 en un día casi impecable. El andaluz comenzó fuerte y ni siquiera un bogey en el brutal hoyo 14 (un par 3 de 225 metros, donde también tropezó Fernández-Castaño) le amargó la exhibición. Jiménez, que acosó todas las banderas, terminó ensombrecido por el lastre de un putt poco acertado para todas las oportunidades que se procuró. A ellos sólo se unió Rafael Cabrera-Bello(-1) con una de las vueltas más movidas del día. Detrás quedaban los otros cuatro participantes españoles: Olazábal (+2), Quirós (+4) y Larrazábal (+5). Y la decepcionante vuelta de Sergio García (+4). El castellonense está inmerso en una peligrosa tendencia, desquiciado, con una inquietante actitud similar a la que le llevó a alejarse varios meses del golf hace tan sólo dos años. Esa falta de predisposición le puede dejar sin la ansiada Ryder Cup.
Del resto de los favoritos, el que realizó el movimiento más interesante fue el norirlandés Rory McIlroy. Perdido en los últimos meses entre fallos impropios de su delicioso 'swing', McIlroy ni siquiera dio pie a errores y abrasó Kiawah con cinco birdies para un extraordinario 67. "Estoy feliz, he jugado bien y estoy situado donde quiero", dijo el número tres del mundo. En parecida situación se encuentra Tiger Woods (-3). El estadounidense confirma cada día la mejoría de su juego, aunque todavía queda por comprobar esa destreza habitual de los domingos en un 'major'. "Empezar con un 69 siempre es una gran noticia. Y estoy justo ahí", comentó Tiger. Woods deja una amenazante sensación de control a cada segundo que pasa y sus últimos tropiezos en British y US Open se intuyen como pequeños accidentes que ponen a prueba su férrea voluntad.
Kiawah no pudo hacer prácticamente nada ante el batallón de abusones que le destrozaron y sólo pudo arrastrar a un puñado de grandes nombres: Lee Westwood (+3), Luke Donald (+2) o Martin Kaymer (+7), entre otros. La realidad fue la opuesta: el extraordinario resultado de Pettersson rodeado de jugadores como John Daly (-4), Peter Hanson (-3), Graeme McDowell (-4), del defensor del título Keegan Bradley (-4) o de Adam Scott (-4), a un gran nivel poco después de la más dolorosa de las derrotas hace apenas dos semanas. Quedan tres jornadas y el necesario viento de Kiawah sólo se espera para el fin de semana, cuando las cosas importan, cuando el torneo empiece de verdad.