Pocas palabras y los calzoncillos de 2004
La intrahistoria. Morlán y Cal repitieron el ritual


La historia de David Cal (Vilariño, Pontevedra, en octubre 29 años) no se entiende sin Suso Morlán. A su técnico le prometió tirarse al pantalán si subía al podio y es lo primero que hizo. Obediente como siempre. "En los últimos doce años se habrá perdido tres días de entrenamientos", explica su alter ego.
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Antes de la carrera, los dos repitieron el ritual que les llevó a ganar un oro y una plata en Atenas. "Guardo a buen recaudo en mi casa los calzoncillos y las tenis (zapatillas) de ese día. Los saco sólo cada cuatro años. Me los pongo, una hora antes David calienta. Después, le limpio la piragua con la misma toallita rosa que llevamos en 2004. Casi no hablamos. Luego le doy un golpecito en la cabeza y le digo: 'Ven pronto'. También llevamos la misma pulsera amarilla de entonces". A David se le olvidó ponérsela en semifinales. Pero fue bien.
Los dos se encerraron en un hotel rural en el embalse del Río Cervo, en Lugo, el 20 de mayo. Allí encontraron unas condiciones de viento y humedad similares a las de Eton Dorney tras examinar los datos de 20 años que les dio la empresa acerera Alcoa, que se abastece del caudal. Morlán lleva tres meses sin ver a su niña de un año. Cal también se ha privado de su novia. "La concentración se hace eterna. Ahora sólo queremos recuperar la vida de la gente normal. Después del 'no puedo ir de camping, no puedo comerme un churrasco...'. Ahora es el momento de decir sí a todo", estalla Morlán. De disfrutar con cinco medallas al cuello.