Tormenta en los 100 metros contra el Relámpago Usain Bolt
Si Usain Bolt se parece al superhombre que impactó al planeta en los Juegos de Pekín y en el Mundial de Berlín, nadie podrá ganarle. Usain se clasificó andando e impresiona Bailey

Todo el que haya visto cómo Usain Bolt caminó (literalmente) hacia la meta de la cuarta serie de 100 metros en la mañana de ayer, para ganar en un paseo de 10.09, comprenderá al instante el guión de la final del hectómetro (22:50 horas). Puede ser Bolt contra todos, pero hay tres palabras más justas: Bolt contra Bolt.
Ese superhombre, aberración de la Naturaleza o siguiente mutación generacional lleva oculto desde hace tres años, desde sus apocalípticos récords en Berlín. El problema es que, por lo visto ayer, el monstruo parece emerger de las profundidades en el sitio y momento exactos, casi como cuando Godzilla se revela al mundo en aguas de Nueva York.
Entre tirones de espalda, pinchazos en los muslos, visitas al doctor Müller-Wohlfahrt en Múnich y escaso entrenamiento, Bolt no baja de 9.70 desde 2009 (9.58 en Berlín): pero sus 9.76 de este mismo año en Roma sólo han sido mejorados por los 9.75 de Yohan Blake en los trials de Jamaica cuando Bolt casi se cae en la salida. Los 10.09 de ayer, con reacción discretita (0,178) y salida trastabillada, no tendrían historia de no ser por una razón: Bolt hizo esa marca y ganó la carrera andando, al paso, al ralentí, mirando al tendido. Después se declaró "listo y concentrado" para competir. Y avanzó que la espalda y las piernas están "OK". Peligro.
Peligro grave para Tyson Gay (10.08 con 1,4 de viento en contra, en la serie que apeó a Rodríguez), Blake (10.00, con 1,3 a favor) y Gatlin (9.97, con 0,7 favor). Asafa Powell, con perillita teñida como de santón hindú, se quedó en 10.04. No da buenas sensaciones y anticipa (¿por estrategia?) que sólo está al 90% tras su reciente lesión de ingle. Gay necesita mejorar la salida, tirarse a tumba abierta y olvidar la cadera operada. Blake se reserva, pero el podio del hectómetro podría estar copado por tres del mismo país, el trío de Jamaica. Gatlin puede andar más, aunque se ve dudoso que pueda bajar de 9.80.
Mientras, la sorpresa es Ryan Bailey, el coloso (1,93 de altura, 95 kilos) de Portland, Oregón que ayer igualó la mejor marca de su carrera. Fue el mejor en las siete series de cuartos: 9.88, con 1,5 de viento en popa. "No intenté ir rápido, sólo relajado", se regocijaba Bailey, de origen chicano, en el sótano sudoroso de la zona mixta. Este mismo 2012, Bailey ha pasado a entrenarse con John Smith en el Hellenic College de Los Ángeles. Pero hasta 2003, antes de enrolarse en la McKay High School, Ryan tenía que dormir dentro de un coche en Portland con su madre, Debra Galban, enferma de fibromialgia. El segundo marido de Debra estaba en prisión, los ocho hijos de Debra tenían que repartirse como podían y a Ryan le tocaba el coche.
En McKay High, el coach John Parks fue esculpiendo a un coloso que en 2008 ya hacía 20.69 en 200 metros y dudaba entre el fútbol americano y las carreras de velocidad. Bailey se decantó por el atletismo cuando en 2010 paró el crono en 9.88, en los 100 metros de Rieti. "Me siento en la nube número nueve", dice ahora el imponente Ryan, tras cargar como un bisonte por la calle siete de la tercera serie: John Smith le dijo que corriera relajado. Bailey se fue con Smith y abandonó al Coach Parks por recomendación de Nike: "No guardo rencor Ryan tiene un contrato por el que le pagan mucho dinero. Hace lo que cualquiera haría", asume Parks.
A las 20:45 sonará el tiro para la primera de las tres semifinales. Ahí van Powell y Gatlion. Clasifican para la final los dos primeros de cada serie y los dos mejores tiempos. En la segunda semifinal se miden Bolt y Ryan Bailey. En la tercera, Blake y Gay. La final, con todos ellos y alguno más, a las 22:50. Pero no hay que romperse la cabeza: es Bolt contra Bolt, el Relámpago contra su sombra. Y si pierde Bolt quizá gane Blake.