Judo

Una discutida decisión dejó sin bronce a Sugoi Uriarte

Quería llevar las flores a su madre, fallecida hace un año

Una discutida decisión dejó sin bronce a Sugoi Uriarte
Jesús Mínguez
Nació en Guadalajara en 1973. Licenciado en Periodismo por la Complutense. En AS desde el año 2000, es redactor jefe de Más Deporte. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos y unos Paralímpicos, Grand Slams de tenis, Davis, Laureus, candidaturas olímpicas, política, dopaje o grandes combates de boxeo. Le gusta escribir de deporte y también practicarlo.
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Sugoi Uriarte había fijado una cita al llegar a Vitoria. Las flores del podio tenían un destino: la tumba de Carmen, su madre fallecida en febrero de 2011, la que les inculcó a él y a sus hermanos Maier, Gar y Eritz un espíritu de lucha que ayer estuvo a punto de culminar con un bronce. La que los dirigió cuando su padre desapareció de casa. La que alentó a Sugoi, 28 años ahora, a que se asegurara el futuro con los estudios cuando con 18 años se trasladó a Valencia a mejorar su judo. Llegaron una plata mundial en 2009, un oro Europeo en 2010, una ingeniería técnica electrónica y otra superior en organización de empresas.

Sugoi Uriarte: "No vieron el mismo combate que yo"

Cuando mire atrás diré 'he sido quinto en unos Juegos' pero es uno de los días más tristes de mi carrera. Quería esa medalla. Pensaba que me iban a dar ganador por 3-0, pero cuando dejas que decidan los árbitros puede pasar esto. Ha sido un fallo mío no haber definido antes el combate. Fue una pena después de manejar muy bien la competición durante toda la mañana. La semifinal se la adjudicaron al húngaro, que es uno de los rivales más listos, con una puntuación muy dudosa y estaba convencido de que luego me darían ganador del bronce, por eso levanté el brazo. Pero se ve que los árbitros no han visto el mismo combate que yo. Estuvo nivelado pero estoy convencido de que yo di un punto de más. A veces el judo no es justo. ¿Que por qué estaba un poco desorientado? Me dieron un golpe en la cabeza y veía chiribitas".

La historia merecía un final feliz, pero no lo hubo. Tras cuatro victorias, el húngaro Ungvari le apartó de la lucha por el oro con un yuko justito ("no lo vi", decía el seleccionador). Luego llegó el combate con el surcoreano Cho. Tras cinco minutos, ninguno marcó. Se entró en la lotería del punto de oro. No lo hubo. Sugoi, más combativo, levantó la mano creyéndose medalla. Pero los tres jueces dieron la victoria por decisión a Cho. Las flores tenían otro destino. Hoy es turno de Conchi Bellorín (-57 kg) , la tercera bala.

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