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GOLF | ABIERTO BRITÁNICO

Els le roba el British a Scott

El australiano comete cuatro bogeys seguidos para cerrar el campeonato y pierde por un golpe ante el sudafricano Ernie Els, que gana su segundo British. Jiménez, noveno.

Fernando López de Lorenzo
Ernie Els.

Adam Scott creía tener ganado un grande. No sólo eso. Creía tener un British Open, el torneo más importante del año; creía ser primer el australiano que consiguía un major desde que Greg Norman conquistara, precisamente, el Abierto Británico hace 19 años. Pero el golf guarda siempre una cara muy cruel, especialmente en el Open. Le pasó a Sergio García, le ocurrió a Jean Van de Velde y le ha golpeado con mucha dureza a Adam Scott. Porque el campeón no es él, si no el sudafricano Ernie Els (-7), que remontó seis golpes en la última jornada. "Lo siento mucho por Adam Scott, es muy duro perder así. Pero, por alguna razón, me ha tocado a mí ser el campeón", dijo Els al terminar. Desde varios puntos de vista, la victoria de Els podría decirse justa, pues el veterano sudafricano, de 42 años, es el único golfista que no ha perdido con Lytham en toda la semana.

Lo cierto es que Scott (75 golpes para -6) tenía un plan que había funcionado a la perfección hasta hoy. Los nervios le golpearon en el primer hoyo, le dieron un respiro en el segundo, regresaron con un bogey en el 3 y asustaron con otro en el 6. Entonces, Scott comprendió que si quería ganar debía no liarse, no hacían falta largos putts o golpes estratosféricos, simplemente había que no fallar. Debía dejar pasar los hoyos. Pero, ese fue su error. Se confió. La exhibición de Scott se derrumbó con tres bogeys seguidos (15, 16, con putt de un metro fallado, y 17). Mientras, el único rival que Scott había olvidado, Ernie Els, embocaba un largo birdie en el 18 y completaba su remontada (-4 en los últimos nueves hoyos). La demostración de Els presionó tanto al australiano, que Scott encontró un bunker de salida en 18 y perdió el torneo con un dramático bogey, el cuarto consecutivo. La imagen de un derrotado Scott arrodillado en el green del 18 pasará a la historia del golf, como una de las más dolorosas de todos los tiempos.

Scott parecía el mejor, no apreciaba rival en el campo pues McDowell (-2) y Snedeker (-3) estaban inmersos en luchas internas. Ni siquiera el hombre al que todos miraban: Tiger Woods (-3). Hasta que asomó en el horizonte la amenaza del jugador más sereno del circuito y le robó el torneo. Els rondó la cabeza desde el primer día y desde entonces se mantuvo entre los mejores, sin hacer ruido ni llamar la atención. Ahora, la siguiente cota del sudafricano, que cuenta dos British y dos US Open, podría ser el número uno del mundo, misma presa que cazaron los tres últimos ganadores en Lytham (Seve en 1988, Tom Lehman en el 1996 y David Duval en 2001).

Otro de los derrotados fue Tiger. Fue en el hoyo 6, el único hoyo de Lytham que consiguió arrodillarle, además, físicamente. Woods se traicionó a sí mismo. El estadounidense tenía una oportunidad, minúscula, de hacer un golpe casi imposible desde las profundidades de un bunker brutal junto al green. Corrió el riesgo e intentó forzar el par; sin embargo, se lió en la arena, se llevó un doloroso triple bogey y todas sus opciones de ganar el British se esfumaron. La historia empieza a pesar mucho para Tiger, incapaz de remontar cuando de un grande se trata. Lo demostró en el pasado US Open, por primera vez en su vida siente mucha presión cuando agarra un palo de golf. Especialmente en el green, donde hace mucho que no goza de esa destreza que exhibía sin caridad.

El día, además, deparó la curiosa situación que genera el no jugarse nada. Los mejores resultados, exceptuando a Els, llegaron desde la parte baja de la tabla, con el belga Colsaerts (-1) y el español Jiménez (Par) a la cabeza. El malagueño se desquitó de una mala tercera jornada con seis birdies, por tres bogeys, y finaliza noveno, una muy digna participación en el Open en los puestos de honor.