BALONCESTO | ESPAÑA 81 - FRANCIA 65

Llull despierta a España

Segunda victoria en dos partidos. Esta vez, le tocó a Francia, que no soportó el tremendo acierto de Llull y Rudy y la intensidad defensiva de un descomunal Ibaka.

Sergio Llull.
Gustavo Cuevas
Actualizado a

España tiene claro su objetivo y no parece que nadie, excepto Estados Unidos, pueda detener a este excelente grupo que juega al baloncesto como pocos equipos pueden. No importa si el partido es amistoso o si es la final de los Juegos Olímpicos, porque los españoles se aplican con la misma intensidad, dándole un valor incalculable a cada victoria. La segunda víctima en el camino a Londres fue Francia (81-65). De nuevo un equipo físico; de nuevo un rival valiente; de nuevo un contrincante arisco, pero, de nuevo, un duelo sin más color que el que le quieren dar los españoles. Esta vez no fue Pau Gasol la base de España, una buena noticia, pues parte de su importante rol lo asumieron Llull y Rudy, especialmente el primero, excelso en la primera mitad. A ellos se suma Ibaka, cada día más asentado entre sus compañeros, imponiendo su ley en la zona.

Sorprendió España de inicio, sin Pau Gasol, aunque con Rudy en el primer quinteto, con Ibaka destruyendo ilusiones desde el primer segundo y con Sergio Llull como estilete ante la amenaza francesa. Con el de los Lakers viendo el comienzo partido desde el banquillo, la responsabilidad miró, muy de cerca, al tiro exterior, ausente ante Gran Bretaña. Entonces, el concurso de Rudy y Sergio Llull, descarado en la que suele ser su cancha, impulsó a los españoles rápidamente a los 10 puntos de ventaja, diferencia que los galos sudaron para reducir. El menorquín asumió las críticas que le han golpeado desde que juega en la Selección y estalló con un gran partido ante un conjunto rudo, físico. Parecía el encuentro hecho para él y Llull no lo desperdició.

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Con España acomodada, la reacción de Francia, al igual que la de Gran Bretaña, llegó en el segundo cuarto. España volvió a dejarse llevar, se despistó con los cambios, perdió la iniciativa y el marcador se apretó. Los de Scariolo juegan demasiado con el control del tiempo, pero, sin ritmo competitivo y con la defensa alejada del concepto habitual, ese recreo se vuelve peligroso. Con los galos a sólo cuatro puntos gracias a una buena serie de triples (31-27 a falta de tres minutos para el descanso), España diseñó una zona que frenó el avance y, de nuevo, bajo la insistencia de Llull abrió hueco para llegar al intermedio con un cómodo 38-29.

Con España muy cerca de escaparse en la reanudación, los franceses, que ya habían renunciado a Tony Parker, apostaron por su fortaleza física y abusaron en exceso del contacto. Nadie se amedrentó en la Selección y el partido perdió todo el carácter amistoso que pudo llegar a tener. Francia jugó al límite, siempre llegó tarde a cada lance y no pudo esconder su frustración ante la indiscutible superioridad española, de manifiesto en un extraordinario tercer cuarto, cuando la diferencia se acomodó en torno a los 20 puntos de ventaja, inalterable hasta el final del choque. Una muestra de que España empieza a coger forma. Cuando peor se puso el partido, España sacó el carácter ganador que le ha hecho conquistar tantos títulos verano tras verano y que hace soñar con un gran papel en los Juegos.

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