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FINAL FOUR CHAMPIONS | ATLÉTICO 25 - COPENHAGUE 23

Una seguda parte de ensueño que vale una final

Los rojiblancos se impusieron a un rocoso Copenhague en un partido durísimo, gracias una segunda mitad de ensueño, y se enfrentará al temible Kiel mañana a las 18 horas.

Pavel Ramírez
Actualizado a
Una seguda parte de ensueño que vale una final

El Atlético estará en la final de la Liga de Campeones 27 años después, tras derrotar a un correoso Copenhague gracias una segunda mitad de ensueño, y se enfrentará al temible Kiel mañana a las 18 horas. Se preveía un partido duro contra un equipo rocoso como el Copenhague, y con la tensión propia de la fase final de esta competición. Y el resultado no ha defraudado las expectativas.

Faltos de acierto, tanto unos como otros imprimieron un ritmo frenético al encuentro desde el inicio. El Atlético, queriendo hilvanar un juego muy directo, y el Copenhague basándose en los vertiginosos contragolpes que le caracterizan. Plagados de imprecisiones, los primeros cinco minutos no evidenciaron un claro dominador.

La defensa danesa empezó entonces a emplearse a fondo. Muy ordenada, se tornó infranqueable en la zona central, aplicando a su vez buenas ayudas a los laterales. El Copenhague se puso tres arriba y ya no soltó la ventaja en toda la primera mitad. Hansen, muy acertado en la finalización, se erigió en el baluarte ofensivo de un Copenhague que estuvo muy preciso en la circulación y apenas perdió un balón.

El Atlético acumuló carencias defensivas que permitieron la escapada de los daneses. La principal fue la falta de efectividad de los porteros atléticos. Sobre todo de Sterbik, que solo consiguió blocar un lanzamiento en toda la primera mitad y que lastró el porcentaje de paradas del equipo hasta un preocupante 17%. Kasper, por el contrario, consiguió dejar esta estadística en un 40% para los daneses.

Así las cosas, el Atlético no tuvo más remedio que cambiar de estrategia en la segunda mitad. Comenzaron a pausar más sus ataques, percutiendo la defensa danesa con triangulaciones en corto con Aguinagalde en el pivote. Excelente trabajo del guipuzcoano entre los centrales, abriendo espacios y provocando más de un lanzamiento desde los 7 metros. Aunque en esto último también influyó la violencia empleada por la zaga contraria. Dieron tantos palos que a menudo los choques acababan con algún jugador atlético estampado contra el suelo bajo el cuerpo de un rival.

Las exclusiones no se hicieron esperar y el Copenhague estuvo con uno menos durante buena parte de la segunda mitad. Incluso con dos menos en algún instante. Cuando el Atlético se vio con la ventaja numérica empezó a lanzar con más soltura. Lazarov rebasó la decena de tantos a los 10 minutos -gracias a las múltiples conversiones desde los 7 metros- pero los daneses no se dejaron dar caza fácilmente.

A falta de 10 minutos llegó la igualdad y, gracias a una sucesión de acciones defensivas memorables, el Atlético se puso por delante por primera vez desde los primeros instantes del encuentro. Cañellas, decisivo en el tramo final puso el 21-20 en el electrónico y, desde entonces, los daneses fueron a remolque. La diferencia llegó a estar en tres goles (24-21). Pero faltaba el final. Épico. Digno de una competición como la Liga de Campeones.

Con 24-23 para el Atlético en el último minuto, los árbitros pitaron falta en ataque a los daneses, que protestaron por medio de su técnico. Quedaba poco más de medio minuto. No se podía perder el ataque, había que aguantar como fuera y dejar pasar el tiempo. Pero entonces apareció Cañellas, que decidió jugársela para intentar sentenciar. Y la bola, aliada con voluntad de toda una afición, decidió entrar.