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GOLF | MASTERS DE AUGUSTA

Sergio apunta al Masters

El español se da un festín en la segunda jornada del Masters de Augusta y se postula como uno de los candidatos a ponerse la chaqueta verde. Jiménez no afloja y también está a dos golpes.

Fernando López
Actualizado a

Entre 2007 y 2008, Sergio García perdió dos maravillosas oportunidades para meterse en la elitista lista de vencedores de un grande y darle otro color a su ya prestigiosa carrera profesional. Cedió un British Open y un PGA ante el irlandés Padraig Harrington porque no soportaba la presión. Tres años después, el español ha pegado un extraordinario salto, el que le da la confianza en sí mismo. La apoteósica segunda jornada en el Masters es prueba de ello. Pudo ser mucho más escandalosa, pero la cuenta se paró en -4, empatado en una múltiple tercera plaza a un solo golpe de Jason Dufner y la gran historia del día, Fred Couples. García, imperturbable toda la jornada, aprovechó los pares 5 y sobresalió en los pares 3, esa pequeña fortaleza que siempre protege a Augusta de los abusones. Solamente un mal golpe en el 18, un monstruo eterno, le privó de ser líder al finalizar la jornada.

Toda vez que Sergio García y Miguel Ángel Jiménez, de nuevo inmenso instalado en -3 a sólo dos golpes de la cabeza, le han dado esperanza y alegría al golf español en Augusta por primera vez desde 1999, el gran protagonista del día ha sido Fred Couples. A sus 52 años, el estadounidense ha dado una soberana lección de golf con siete birdies y sólo dos tropiezos. Su facilidad para pegar a la bola puede confundirse con apatía, pero si algo le sobra a este hombre es ambición. 20 años después de ganar el Masters, un torneo de experiencia y tradiciones, Couples rememoró glorias pasadas y ahora coquetea seriamente con la historia (Nicklaus venció el Masters en 1986 con 46 años siendo el jugador más mayor en conseguir un grande).

Mientras los españoles y Fred Couples se exhibían, el resto de favoritos se iba a acomodando en los puestos de cabeza. Cabe mencionar la persistencia de Jason Dufner, de nuevo en la pelea por un grande como ya hizo el pasado mes de agosto en el PGA. Rory McIlroy (-4) volvió a sacar a pasear su tremendo swing y ya está donde sobresale, a pesar del atasco que hay en el tercer puesto en el que se ha mezclado. Mickelson (-2) brilló por pura convicción, por empuje y porque conoce el campo al dedillo. Bubba Watson, Louis Oosthuizen, Peter Hanson, Matt Kuchar, Vijay Singh, Nick Watney, etc... Todos ellos prometen un fin de semana realmente intenso. Incluso Lee Westwood (-4), que aguantó con una vuelta extraña con demasiados pares y muy pocos birdies. Su fragilidad con el juego corto y el putt le pueden hacer sufrir los próximos días y la hecatombe del hoyo 18, un doble bogey absurdo, también le pueden pasar factura.

Por otro lado, Tiger sufrió los remolinos de Augusta y se confundió entre la muchedumbre. Como un novel, cayó en la trampa de los vientos que reinan en el campo de Atlanta y se volatilizó en una lucha que no era la suya. Desconfiado, peleó hasta contra su propia sombra. La frustración de Tiger, +3 en el acumulado, chocó en exceso con la serena imagen que dio Jiménez, por ejemplo. El Tigre se desesperó entre quedarse corto y pasarse, entre visitar el rough de la izquierda y jugar desde el de la derecha, entre las caídas infernales de los greenes. Por momentos se arrastró por el campo. Y un mal día Augusta no lo perdona. Ni siquiera a Tiger. Como dijo Bobby Jones, creador del torneo: "En Augusta se puede hacer birdie en todos los hoyos si los juegas pensando, pero puedes hacer doble bogey en los mismos si dejas de pensar". Tiger pareció demasiado expuesto a su propia mente, pero a eso mismo que ha sufrido, se agarra el califroniano para dejarse una opción el domingo. Porque, lo cierto es que esto no acaba más que empezar.