NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Boxeo | WBC

Octava Maravilla

'Maravilla' Martínez, púgil argentino afincado entre California y Madrid, demostró que está en el podio de los mejores con otra victoria antes del límite. El campeón emérito del medio exige ahora a Chávez Jr. que defienda el título regular del CMB.

<b>VICTORIA. </b>Sergio 'Maravilla' Martínez salta de la banqueta para celebrar su triunfo. Tras las dos caídas en el 11º, Macklin no pudo seguir.
reuters

Dos latigazos con la zurda en el undécimo asalto restallaban en el Madison Square Garden. Y Matthew Macklin, inglés de padres irlandeses, posaba por dos veces su calzón verde sobre el ring del santuario de Nueva York. Ni San Patricio podía salvarle. Buddy McGirt, su técnico, le evitó el castigo de los tres últimos minutos. Y Sergio Maravilla Martínez alzó los brazos para constatar que es el mejor peso medio del mundo, aunque el cinturón de campeón del Consejo Mundial de Boxeo lo siga ciñendo Julio César Chávez Jr. con la injusta complacencia de ese organismo.

El título que un día cedió el argentino, afincado entre California y Madrid, debe volver a su sitio. Y en ello está Maravilla: "Deseo el cinturón, Chávez lo tiene y yo busco y merezco un combate contra el campeón. Sé que soy mejor y quiero recuperar sobre el cuadrilátero lo que me quitaron sin defenderlo".

Gas. Macklin, de 29 años, podía haber truncado la ruta de Martínez, de 37, que dejó su récord en 49-2-2. Hasta el séptimo round dibujó una pelea muy seria y consiguió entonces que iniciaran una cuenta de protección al argentino, que cayó desequilibrado tras encajar un golpe. Entonces se desató la furia. El destructor que late dentro del educado argentino puso la caldera a todo gas y las manos, durísimas, desinflaron a Macklin y callaron las miles de gargantas que querían extender su fiesta nacional. "Fue una pelea cerrada, pero garanticé un KO y eso fue lo que sucedió". Martínez predijo que Macklin no llegaría al décimo y estuvo cerca. "Perdí la apuesta -bromeó-, pero sabía que era cuestión de tiempo y que no se llegaría al final". Luego, lanzó el guante a Chávez y al CMB. ¿Lo recogerán?