El año del Dragón

Gales graduó a su tierna y exitosa generación con la mayor calificación posible: el Grand Slam (que conlleva el título del torneo y la Triple Corona). Y lo hizo doblegando a la que se presumía como su gran adversaria, la rival que le había apeado del Mundial en semifinales: Francia.

El XV del Dragón confirmó los buenos augurios apuntados durante el pasado Mundial. Un rugby expansivo que opera como un tsunami ante las defensas rivales. Especialmente cuando su línea de tres cuartos despliega su hwyl. 400 kilos de peso en cuatro gigantes (Cuthbert, Jonathan Davies, Jamie Roberts y George North) capaces de derribar los muros de un castillo o pasar por el ojo de una aguja. A eso suman la potencia de un mediomelé que percute como un flanker, un apertura de pie fino y, sobre todo, una tercera línea que desayuna napalm. Ante tal panorama, sus rivales, en el mejor de los casos, combaten conscientes de que tarde o temprano se descoserán. Ayer Francia, que sufre una galopante crisis de talento en sus medios, se plantó en un Millenium con sed de revancha. Los galos han protagonizado los dos partidos más importantes de la historia de esta joven Gales. El primero concluyó con un final cargado de suspense y una patada arañando palos que se quedó corta. Ayer Gales no dio opciones. Un 16-9 que coronó el ensayo de Cuthbert, joven titán de última generación presentado en sociedad en este VI Naciones. Gales planteó el partido como sabe, como le gusta: un alud de rugby que le ha llevado a lo más alto del hemisferio norte y puede llevarle a la cima del mundo si sigue creciendo.

Inglaterra, bien.

Además, en el día de San Patricio los irlandeses regaron con cerveza su amargura en Londres. Inglaterra arrasó a Irlanda en Twickenham y Stuart Lancaster, el seleccionador interino inglés, se ha ganado un contrato. Dice que le gustaría jugar como Gales. ¿Y a quién no?

Escocia: cuchara de madera 2012

Italia logró, en una jornada festiva en el Olímpico de Roma, su primer triunfo en este VI Naciones, primero en el estadio como sede de rugby, y de paso endosó la cuchara de madera a una Escocia timorata. El 13-6 final, con ensayo de Venditti, cerró la fiesta en la despedida del talonador italiano Ongaro. Mal pinta para el seleccionador escocés Andy Robinson.