INDOOR | DEPORTIVO 12 - 11 OPORTO
El Deportivo se lleva por la mínima un choque vibrante
Los portugueses no se rindieron en ningún momento y estuvieron a punto de llevarse premio de Galicia en un tenso partido que incluso acabo con tangana entre ambos equipos.
El partido en O Burgo arrancó de nuevo con gran ambiente en las gradas y sin complejos por parte de los dos equipos sobre la cancha. Tras probar suerte en ambas porterías el Dépor se hizo con el dominio del esférico en los primeros minutos. Tras un gran disparo de Fran, Manjarín en el rechace, de volea, puso el primero en el marcador. Un recorte de Repi y un balón perfectamente colocado sirvió para aumentar diferencias. El partido parecía ponerse cómodo para los locales, pero el Oporto siguió con su juego tranquilo y ordenado, haciéndose con el dominio del encuentro.
Mario Silva, uno de los jugadores lusos más peligrosos por su disparo potente, anotó casi desde el medio del campo el 1-2 y el pequeño Rui Barros (159 cm) aprovechó su gran movilidad en el área para empujar un córner al fondo de la portería defendida por Elduayen. A partir de ese instante las fuerzas se compensaron y las oportunidades se alternaron en ambas áreas con la actuación destacada de los dos guardametas.
La entrada de Barral en el campo supuso un revulsivo para los herculinos que, gracias a dos goles suyos, el segundo de factura completamente personal, y a un tanto de José Ramón, rompieron el partido en el segundo tercio de la primera parte. A pesar de las diferencias en el marcador, el Oporto no le perdió la cara al choque.
El Deportivo trataba de aprovechar los contragolpes, pero fueron precisamente los lusos los que en una rápida contra, tras clara ocasión local, marcaron el tercero. El tanto espoleó a los de Luis Castro, que se pusieron a uno con el gol de Rui Barros en su hábitat natural, el área pequeña. De nuevo la magia de Fran apareció para desatascar el partido, anotando de falta directa aprovechando el despiste de la barrera y el portero visitantes. Poco duró la fiesta en O Burgo porque de nuevo Rui Barros dejó las diferencias reducidas al mínimo con minutos todavía por delante para concluir el primer tiempo. Minutos que aprovecho el Dépor para anotar. José Ramón remató a la perfección el cambio de juego de Repi tras hacer una pared con los límites del campo. El propio jugador coruñés, primero de tiro cruzado y después, peleando un balón sobre la línea anotó dos tantos que antes del descanso sirvieron para dejar en cuatro las diferencias al descanso.
Con el ímpetu final del primer tiempo, arrancó el Dépor la segunda parte. El gol de Barral al minuto de la reanudación demostró que los blanquiazules aún no estaban tranquilos con la ventaja en el electrónico. Y no se equivocaban. El Oporto se mostró durante todo el partido como un equipo muy competitivo, frente a un Dépor con mayor pegada. Una pérdida en el centro del campo de José Ramón dejó franco el contraataque de los portugueses para el gol de Capucho. De nuevo el 21 luso acertó con la red de Carou gracias a un gran disparo cruzado, llevando la intranquilidad al pabellón coruñés.
Precisamente los nervios traicionaron al equipo blanquiazul ya que una falta de entendimiento entre la defensa y el portero, unida a la fe de Rui Barros, hicieron que el jugador luso empujase el balón sobre la línea de gol. A falta de un cuarto de horas las diferencias se quedaron en dos goles, prácticamente nada en fútbol indoor. Y tras una parada abajo espectacular de Carou, Capucho anotó el noveno. Y el décimo poco tardó en llegar de nuevo por mediación de Capucho. Al Dépor le pesó, pero poco, el amago de remontada porque Repi apenas tardó un minuto en romper las tablas.
La tensión del marcador se trasladó a la pista y el juego brusco y trabado hizo acto de presencia en un partido, hasta aquel momento, en el que el fútbol había sido el único protagonista. Y de fútbol espectáculo fue el empate del Oporto: centro de chilena de Capucho y remate de volea de Rui Barros. De nuevo incertidumbre y de nuevo Fran para despejarla. Su jugada personal fue rematada por Repi en boca de gol para poner la docena en el electrónico de O Burgo. A partir de ahí el Dépor trató de dejar morir el choque y el Oporto de empatar, lo que provocó una tensión que acabó en tangana tras el pitido final. Poco duró el enfado, porque ambos contendientes, en el túnel de vestuarios, reconocieron que la emoción y espectáculo del fútbol indoor se habían pasado esta noche por Culleredo.