Contestaciones a una danza maorí
De la uve de Francia al mutis galés

En la primavera de 1989, Dublín estuvo muy cerca de verse sacudida por las fuerzas de la naturaleza. Sucedió en el estadio de Lansdowne Road. Mientras Nueva Zelanda escenificaba la haka, el capitán irlandés, Willie Anderson, tiró de sus compañeros hasta invadir, primero, el campo rival, y después su pista de baile. Anderson sólo se detuvo en la cara de Buck Shelford. Nariz con nariz. Más cerca sólo cabía un beso o una guerra.
La respuesta de Francia a la haka neozelandesa, aunque mucho más comedida, recordó aquel famoso episodio (véanlo en As.com): la formación en cuña, en este caso la aproximación de Thierry Dusatoir, su capitán, y la desafiante contestación al desafío rival.
En 1989, Shelford disculpó la actitud irlandesa y la cosquilleante proximidad del bigote de Anderson: "La haka es un reto y ellos lo aceptaron. Simplemente". Por cierto, el ambiente que se generó en el estadio hizo que Irlanda jugará un inolvidable partido y sólo perdiera 3-23.
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En 2008, Gales inventó otro tipo de contestación. Los galeses asistieron impávidos al ritual maorí y así siguieron, durante unos minutos eternos, cuando la haka terminó. El atónito árbitro tuvo que amenazar al equipo galés para que saliera de su congelación. Tras una gran primera parte (9-6), Gales cayó 9-29.
Hay quien asegura que Francia no pretendía imitar a nadie. Y que la cuña era una uve. De victoria. De vendetta. Uve de Vive la France, la misma uve que simbolizaba la resistencia durante la ocupación nazi. Uve de virilidad, de valladar, de vendaval. Uve de vértigo, de vamos y de volvemos. Vacíos. Pero valientes.