El Atlético, subcampeón de Europa en el Palacio

No es extraño que el Atlético de Madrid quiera que el equipo juegue en el Palacio de los Deportes si finalmente hay acuerdo. Allí, en el viejo coliseo de la calle Goya que salió ardiendo en el 2001, vivió su día más grande y más triste a la vez en sus 44 años de historia (de 1950 a 1994). El recinto mantiene su magia para los corazoncitos rojiblancos.

El 21 de abril de 1985, el Atlético llegó a reunir a más de 10.000 enfervorizados seguidores para la final de la Copa de Europa que disputó, y perdió (20-30), ante la potente Metaloplástica de la extinta Yugoslavia. Juan de Dios Román dirigía una nave que tenía a Lorenzo Rico en la portería y a Cecilio Alonso como estilete (en la foto). Fueron los grandes años del balonmano en Madrid, que aún vería cómo el Atlético era subcampeón de la EHF en 1987. Luego, el Barcelona le arrebataría la bandera de club más puntero de España que había enarbolado un equipo que disputaba sus partidos en el Magariños, cancha que compartía con el Estu.

En 1992, Jesús Gil, amparándose en la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas, decidió echar el cerrojo a la sección, que por la iniciativa de un grupo de socios y exjugadores recaló en Alcobendas. Allí aguantó dos años y jugadores como Mateo Garralda o Joseja Hombrados, actual portero del Ciudad Real, dieron sus primeros pasos. Desde entonces, tanto Miguel Ángel Gil como Enrique Cerezo han hecho tímidos esfuerzos por recuperarla. Ahora está más cerca, y el Palacio vuelve a escena...