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El Betis avanza y ahonda más en la herida del Depor
El Betis se clasifica por todo lo alto y los aficionados gallegos deberán esperar para ver juntos en un terreno de juego a Djalma y Bebeto.
Ilusión en las gradas para ver de nuevo de corto al mago brasileño llamado Djalminha. Fiesta en las gradas y tensión en la pista con dos equipos que esta noche conocerían su futuro más próximo. El ser o no ser en la lucha por una liga que la pasada temporada se llevaron de calle los gallegos, pero que en esta no lo terminan de ver claro. Los béticos se llevaron el duelo de la ida por dos goles a favor, con un equipo de circunstancias que esta noche era todo lo contrario, de ahí el respeto de los gallegos a un equipo que les ha hecho daño una vez y que querían repetir nuevamente.
El Deportivo se jugaba mucho. Sólo eran dos goles antes de que García de Loza decretara el inicio de partido, pero también se jugaban dar una alegría a sus aficionados, los mismos este año han llenado los pabellones de Arteixo y Culleredo para ver a los que todavía siguen siendo sus ídolos, por mucho tiempo que pase. Los actuales campeones de Liga y Copa pidieron durante la semana el apoyo del público para este importante partido, en el que no querían quedar fuera con tanto por disputarse aún.
El partido prometía y no defraudó en el inicio. Djalminha abría el marcador en los primeros segundos de partido. Habían empezado con hambre los gallegos y querían seguir de la misma manera. El transcurrir de los minutos nos mostró a todos las virtudes de cada equipo. El Depor quería abrir distancias rápido y el Betis sabía que el partido iba a ser largo, así que preocupaciones fuera y a jugar pensaron los de Parra. El equipo deportivista jugaba en torno a su estrella, Djalma, sobre el que los hombres de Parra cometían continuas faltas. Antes falta que encararnos, faceta esta en la que el mago llegado de Brasil es un auténtico maestro.
Los minutos pasaban y el marcador no se movía. Carou realizaba intervenciones de mérito a las llegadas de Oli, el mejor de esta primera mitad y el Depor, con su equipo salido del banquillo le daba para aguantar. Pero llegó un vendaval vestido de azul y blanco y en apenas tres minutos el Deportivo marcó tres goles más. Cuatro a cero empezaba a ser un resultado importante para las aspiraciones de unos y otros. Al Betis no le quedaba otra que acercarse si no querían tirar el partido antes de los primeros treinta minutos y en ello pusieron todo su empeño. Todo empezó con un pase de Djalma que dio claramente en la mano a Oli, pero García de Loza debía andar preocupado de otros menesteres.
El asturiano cogió su propio rechace para hacer el primero de su cuenta. Ahora llegaba otro vendaval, o mejor dicho un ciclón, pero en esta ocasión vestían de blanco y verde. Se llamaba Betis y llegaba de Oviedo. Se llamaba Oliverio y quería hacer todo el daño posible. Y lo hizo porque en tres minutos había recortado la diferencia en el marcador
hasta poner un empate más que justo en el electrónico de un pabellón de Riazor que presentaba una entrada espectacular.
El Deportivo, que había visto como se esfumaba su ventaja, aprovechó el saque de una falta de Fran, remachada finalmente por Manuel para irse al descanso con una ventaja corta, de un gol, que podía ser importante en la segunda mitad.
La segunda parte tuvo todos los ingredientes que debería tener un partido de fútbol que se precie. Empezó dando Oli (nuevamente) y el Depor se complicaba la vida con mucho partido por delante. El golpe del asturiano lo devolvió rápido el capitán del Deportivo, sin dejar que se vinieran arriba los verdiblancos, que no se pusieron por delante en el marcador en todo el partido. La tensión se palpaba continuamente en el juego de ambos equipos, con el Betis más agresivo y parando una y otra vez en falta a los jugadores deportivistas. El Depor abrió brecha por mediación de Repi. El segundo suyo tras una preciosa jugada de Djalma, que Tristán picó por encima del portero Martínez para que el jugador gallego rematara a placer.
Los gallegos volvían a ponerse con dos de ventaja en un partido que crecía en intensidad a cada minuto que pasaba. El partido pasó por fases de locura, con los dos conjuntos saliendo a la contra en cada oportunidad que tenían. Tristán, a fatla de casi veinte minutos para el final distanció a los suyos de tres y pensaron que estaba hecho. Los de Ballesta vivían sus mejores momentos ante un Betis que se vino arriba por mediación de Oli para poner a dos a los suyos y forzar así la prórroga. Pero el encuentro seguía vivo, más que nunca. Los nervios llegaron a Valentín y Aurelio que fueron expulsados antes de que García de Loza decretara el final del partido. Segundos antes la tuvo Manjarín en su muslo, pero el balón se marchó al palo y el colegiado decretó el final.
La prórroga era empezar un partido nuevo, con todo por decidir. El físico es fundamental y el Betis empezó de un modo arrollador, con tres goles en esta primera mitad que tiró las ilusiones gallegas por la borda. Los verdiblancos se las prometían muy felices, más que nunca y los gallegos iban a dejarse la vida. La segunda parte la empezaron sin portero. Manjarín actuó de ello para favorecerse de un jugador más de campo. Los jugadores del Depor lo intentaron de todas maneras, pero Martínez estuvo impecable en su puesto. Reyes se enfrentó a Djalminha y tras una dura falta de este sobre el brasileño, vio también el túnel de vestuarios. Los de Ballesta tiraron de épica y a se colocaron a un solo gol, pero Oli, en el tiempo de descuento sentenció la eliminatoria.
Un partido de altos vuelos, como todos imaginábamos antes del inicio del mismo que Oli sentenció para los suyos. El Betis se clasifica por todo lo alto y los aficionados gallegos deberán esperar para ver juntos en un terreno de juego a Djalma y Bebeto. ¿Será en la Copa?