Un Mosley huidizo no fue rival para Pacquiao

Fue el choque del pasado contra el presente y el futuro. Los 39 años de Shane Mosley, excampeón en tres divisiones, contra la endiablada rapidez de Manny Pacquiao (32), que ponía en juego su cinturón mundial OMB del peso welter. El que fuera mejor libra por libra hace una década contra el que está llamado a serlo unos cuantos años más. Un combate que, en buena parte, decepcionó porque la única meta de Mosley era cerrar su carrera en pie, sin ser noqueado en 54 batallas. Y lo consiguió, aunque su prestigio saliera dañado en el lance.

Pacquiao, que en el tercer round conectó una izquierda que mandó a Mosley a la lona, venció por decisión unánime (119-108, 120-108 y 120-107). Un veredicto que le garantiza 20 millones de dólares, más parte del Pay per view. Pero los 16.412 espectadors del MGM de Las Vegas llegaron a abuchear a los púgiles en el sexto round. Señal de que lo que vieron no era lo que esperaban.

"No estoy contento, porque me sentía al cincuenta por ciento. Sentí un calambre en la pierna izquierda y, aunque no sea excusa, no pude hacerlo todo lo bien que quería", explicó el filipino, que ahora volverá a su escaño hasta noviembre, cuando probablemente se enfrente a Juan Manuel Márquez.

Mosley, que dijo que PacMan era "más rápido que cualquier otro rival al que me hubiera enfrentado", no quiso entrar en el cuerpo a cuerpo. Se mostró huidizo y con la única idea de quitarse las manos de Pacquiao de encima. Sin ambición. Sobre todo tras el décimo asalto, cuando tiró de un empujón al campeón, lo que provocó su furia y una avalancha de combinaciones de Manny, el indiscutible rey actual del boxeo.