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Copa del Rey | Ciudad Real 31 - Valladolid 22

El Ciudad Real levantó su tercera Copa del Rey

Acabó arrollando a un Valladolid fundido por el cansancio físico.

<b>TRICAMPEONES. </b>El Ciudad Real disfruta en el podio de Vigo de su tercera Copa del Rey, que además es su tercer título de la temporada tras la Copa Asobal y la Supercopa.
TRICAMPEONES. El Ciudad Real disfruta en el podio de Vigo de su tercera Copa del Rey, que además es su tercer título de la temporada tras la Copa Asobal y la Supercopa.sas

El Cuatro Rayas Valladolid lo intentó, sudó, se entregó y acabó exhausto la Copa del Rey. Nada que reprocharle al conjunto de Juan Carlos Pastor, que tuvo que doblar la cerviz en la segunda parte ante la imposibilidad de seguir a los gamos del Ciudad Real, que a la carrera lograron su tercer título de la temporada (Copa Asobal y Supercopa son los otros), y que también es su tercera Copa del Rey de ocho finales.

Y ganó el Ciudad Real sencillamente porque era un equipo entero frente a otro que se caía a pedazos a medida que el partido sumaba minutos de la segunda parte. Porque en la primera mitad vimos otra historia, con un parcial de 0-4 de salida, con casi ocho minutos en los que Sierra no sacó ni un balón de su portería, con Gurbindo provocando la desesperación de la defensa del Ciudad Real con siete de los 12 goles de su equipo.

Pero luego se le apagó la luz al cuadro de Pastor. La circulación empezó a ser más espesa, los balones no llegaban a su destino, las pérdidas se acumulaban y los tiros eran cada vez más erráticos.

Ante ese cuadro, el Ciudad Real tocó generala. Todos a correr. Y los contragolpes fueron letales: Abalo, Kallman, Morros y Guardiola. Los cuatro con contraataques directos o en segunda oleada.

Eso marcó el partido. Cada gol fácil del Ciudad Real era una saeta en la moral del Valladolid, una forma de desangrar aún más su condición física.

Frente a eso, los goles sencillos elevaban la moral del Ciudad Real, ahora sólido con su 5-1 defensivo y sintiéndose superior. De esa manera, un partido equilibrado durante 35 minutos se convirtió en la segunda mitad con el tanteo más abultado de la historia de este torneo, y además el cuadro manchego se sacaba la espina de la derrota en la final de hace cinco años, cuando perdió por cinco tantos en Almería, aunque quizá no estaba en el ambiente general.