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ESPANYOL 10 - ZARAGOZA 12 | indoor

El Zaragoza se despide dando una gran imagen

El Espanyol tendrá que jugársela con el Valencia en el último partido y se mantienen las opciones del Mallorca, que aún no está descartado.

El Zaragoza se despide dando una gran imagen

Dos objetivos distintos eran los que separaban a uno y a otro conjunto en el Pabellón La Portalada de Alagón. El Espanyol, con una derrota y una victoria en su casillero, dependía de sí mismo para llegar al objetivo que no es otro que la clasificación para los cuartos, mientras que los zaragocistas querían despedirse de la competición con una victoria, después de las tres derrotas cosechadas en sus tres encuentros disputados. Los pericos, guiados por un Lardín inconmensurable fiaban los tres puntos al instinto goleador de su capitán, que acumula once dianas en sólo dos partidos disputados.

Los zaragocistas, con jugadores históricos, es una de las plantillas que más nombre tienen en la Liga, pero les falta acoplarse y hacerse con las características propias de este deporte, que exige, además de una calidad envidiable, una ración extra de poderío físico para doblegar a un equipo que sí lo tiene, como los catalanes, que a punto estuvieron de dar la sorpresa ante el Barcelona con un gran fútbol y que refrendaron esas buenas sensaciones ante el Mallorca, que espera el desenlace de este partido para ver si siguen manteniendo sus opciones de clasificarse.

Los dos conjuntos salieron con ganas en este inicio de encuentro, con Vallejo y Garitano poniendo una diferencia de dos goles en los primeros tres minutos. Parecía que los maños, alentados por su público, salían más enchufados que de costumbre, queriendo cerrar el campeonato con una victoria que les dejara un buen sabor de boca. El Espanyol, timorato en estos primeros compases, tiraba de Raúl en la portería para atajar las ocasiones que le llegaban y Lardín cogía su fusil para acortar distancias a los cinco minutos de encuentro. Cualquiera podía pensar que el catalán iba a parar, pero nada más lejos de la realidad, porque después del gol en propia meta de Gerardo, el catalán hizo dos goles más que ponían a los suyos con dos goles de diferencia.

Los pericos le habían dado la vuelta al marcador en dieciséis minutos y ahí parecieron frenarse durante un rato, porque ahora les tocaba el turno a los jugadores del Zaragoza, que sin prisa se fueron adueñando de la pelota y las ocasiones. Le tocaba ahora sufrir al Espanyol, porque Aragón dio su particular recital de toque y precisión de juego, algo de lo que se aprovecharon Vallejo y Vellisca para empatar el marcador.

La igualdad entre los dos equipos era máxima y las ocasiones continuaban sin solución de continuidad. El Espanyol notó los minutos de ausencia de Lardín, pero para eso estaba Manel, que asumió el testigo de su compañero para poner a los suyos en ventaja antes de que de nuevo el escurridizo Martín Vellisca hiciera la igualada con la que se llegó al final de la primera parte.

Salieron enchufados los jugadores del Zaragoza, que después de coger aire en el descanso querían intentar cerrar el partido cuanto antes. No fue por falta de ganas, desde luego porque Vellisca y luego Santi Aragón pusieron tierra de por medio, que en

este deporte se traduce en casi nada, a no ser que quede poco tiempo y la diferencia sea abultada. Pero no lo era y menos para un Espanyol que no quería distanciarse ni un segundo de un partido que ya habían tenido controlado en la primera mitad. La dupla de delanteros blanquiazules es demasiado buena como para querer parar su cuenta anotadora quedando tanto tiempo, así que Manel y de nuevo Lardín empataron el encuentro.

La igualdad era máxima y el fútbol de un alto nivel pero daba la sensación de que los dos irían a por el partido a tumba abierta. Los hoy visitantes, el Zaragoza, no tenía nada que perder en este envite y jugaba sin presión, algo que pudo afectar al Espanyol que para ellos los tres puntos eran vitales para no tener que ir a Valencia a jugarse el todo por el todo. Por eso las cosas se pusieron algo feas con la expulsión de Mikel Arza, algo que no iba con Lardín, que sigue siendo un genio del balón, aunque en ocasiones, algo individualista. Acercó a los suyos a un gol a falta de seis minutos, los que necesitaban para darle la vuelta al encuentro, algo que nunca llegaría, porque primero Aragón y más tarde Vellisca de nuevo (partidazo del madrileño) sentenciaron el encuentro, haciendo inútiles los postreros goles de Manel y Alfonso.

Así las cosas, el Espanyol tendrá que jugársela con el Valencia en el último partido y se mantienen las opciones del Mallorca, que aún no está descartado. El Zaragoza, por su parte, se despide dando una gran imagen y soñando con que Martín Vellisca siga siendo el de hoy la temporada que viene.