El Ciudad Real pasa a las semifinales sin desgaste

El buen ambiente entre las plantillas del Ciudad Real y del San Antonio, con un gemelo Guardiola en cada plantel, evitó ayer en Vigo que el cuadro manchego hiciese sangre frente al cuadro de Pamplona. Tenía una cuenta pendiente por la derrota en la Liga del pasado mes (31-30), pero no se ensañó. Se limitó a imponer su defensa, a robar balones con los extremos adelantados, y a sentenciar en la primera parte: 20-12. Luego no es que se durmiese, es que se le pasó el interés por seguir sumando goles, más preocupado en que todos sus hombres saliesen sin daño del partido, aunque García Parrondo y Jurkiewicz se sentaron cojeando y con hielo en las rodillas.

Para el San Antonio, el de ayer no era su partido. Trató de ganar con acciones individuales, con las jugadas de sus habilidosos hombres pequeños, pero dos sorpresas seguidas en tan poco tiempo son imposibles ante un grupo superior, en el que Lazarov parece recuperado para este final de temporada, lo que significa una gran noticia para Dujsebaev, que ayer dejó en el banquillo a Alberto Entrerríos.