El Betis gana al Málaga y todavía depende de sí mismo

Con significativas bajas llegaba el Málaga a Sevilla para medirse a un Betis que era el que esta noche se jugaba algo además del orgullo que siempre supone ganar un derbi regional. El conjunto verdiblanco había citado a lo mejor de cada casa para enfrentarse a un Málaga que quería despedirse con una victoria y poder ver más tarde si sus cuatro puntos le servirían para acceder a la Copa, algo complicado viendo la situación del grupo.

Así las cosas, Parra, algo inquieto por la situación actual del equipo comparado con la pasada campaña no las tenía todas consigo y quería que sus futbolistas diera esta noche en el Primero de Mayo de San Juan de Aznalfarache el do de pecho y que pusieran todo lo que tenían para poder dormir tranquilos pensando en su última cita, ante el Atlético de Madrid. Por nombres no iba a quedar.

Oli, Sandro, Márquez, Iznata Aurelio, Ito... un sinfín de rostros conocidos que prometían espectáculo antes del inicio del encuentro, decretado por el colegiado Ricardo Alfonso Álvarez.

Esa falta de motivación de la que hablaba Parra en la previa se dejó sentir en el inicio de partido. El Málaga salió a morder desde el minuto uno de partido y a los siete minutos ya vencía por tres goles a cero. El Betis no llegado al partido y los goles caían uno tras otro sin que la defensa bética pudiera hacer nada por evitarlo.

Los hombres de Hierro jugaban a placer, sin presión, la misma que le sobraban a los béticos, que con el paso de los minutos se les ponían las cosas más complicadas. El parcial de tres goles a cero en contra se transformó rápidamente en cinco y al Betis le temblaban las piernas. No se recordaba al Betis perder por esa diferencia desde hace, como poco, un par de temporadas porque si por algo se ha caracterizado este equipo desde que Parra se hizo cargo de él, es su seguridad defensiva, que le mantiene vivo en cada partido.

No era su día y los más de setecientos espectadores que presenciaban el encuentro en directo no podían asimilar lo que veían. El Málaga seguía jugando a sus anchas, con precisión en el toque y con dos porteros que hicieron una actuación magnífica. Sandro en el medio del campo hacía jugar a los suyos y en la zona ofensiva, no dejaban un resquicio a la duda. Así es difícil perder un partido, pero en Fútbol Indoor cualquier cosa puede suceder.

Eso debieron pensar los jugadores verdiblancos, que todo era posible y fue Aurelio el primero en empezar a creer. A ocho minutos de cumplirse el ecuador del partido hizo

el primero, muy lejos todavía, pero daba algo de esperanza. Luego Oli y más tarde Aurelio de nuevo y Márquez cambiaban el rumbo del partido. Ahora sí que podían y lo iban a intentar con todas sus fuerzas en el segundo período, en el que sufrirían de lo lindo para derrotar a un Málaga que pecó de experiencia al ver como les hacían cuatro goles en apenas siete minutos, lo que les podía costar muy caro.

La segunda parte tenía que ser el Betis el que empezara mandando, pero fue el Málga, nuevamente con Sandro, el que distanciara a los suyos en el electrónico. Ito, junto a Oli tomó las riendas de los béticos para empatar el marcador y desde ese momento, aunque el equipo malacitano contó con un Sandro pletórico, comenzaron a desinflarse físicamente, algo que aprovecharon los béticos para ganar terreno, aunque no lo consiguieran hasta el minuto 53 de partido, cuando este tocaba a su fin.

Antonio Reyes, contagió a los suyos de la alegría necesaria para darle la vuelta al partido y sin marcar, puso los cimientos de la remontada verdiblanca, que se certificó después de que Villar, jugador del Málaga, pusiera a tan sólo un gol a los suyos a falta de dos minutos para el final. Luis Márquez cerró el partido en el 58 y a respirar.

Con este resultado, los verdiblancos siguen dependiendo de sí mismos para clasificarse y el Málaga tendrá que esperar a la temporada que viene para poder llegar al menos, a los cuartos de final de la competición, pero más allá de eso hay que destacar su apuesta por el fútbol espectáculo del que se congratulan todos los aficionados.