Mark Spitz
"En la actualidad, mis tiempos serían mejores"
Mark Spitz (Modesto, California, 61 años) es uno de los iconos de la Fundación Laureus, como lo es del olimpismo. En Múnich 72 ganó siete oros, con siete récords del mundo. Un hito que rompió Michael Phelps en Pekín, con ocho metales dorados. Los dos son los mayores gigantes de la piscina.
Ve mucho deporte? ¿Qué o quién le motiva ahora?
Lo vivo puramente como espectador de grandes eventos, como Campeonatos del Mundo o Juegos Olímpicos. Me gusta ver el tenis y a Rafa Nadal, que realizó un año impresionante en 2010. Con Boris Becker, que también es miembro de la Academia Laureus, tengo grandes conversaciones sobre tenis.
¿Qué le parece la vuelta de Ian Thorpe?
De inmediato pensé en la gran carrera que podríamos ver otra vez. Me acordé de los 200 libre de Atenas 2004, del duelo que ganó Thorpe a Pieter van den Hoogenband y a Phelps (se la denomina La carrera del siglo) Pero entonces desperté. ¡En Londres 2012 habrán pasado ocho años! No sé
¿Entonces no debería haber regresado a la competición?
No, no quiero decir eso. Su vuelta es una gran noticia para él, para los patrocinadores, para Australia y para la natación. Pero aún tiene por delante un duro trabajo. Así que, de momento, vamos a fijarnos en el proceso que le puede llevar a Londres, a disfrutar del viaje sin pensar en la meta, porque aún es muy pronto para saber si podrá disputar medallas.
A usted no le fue bien el intento de competir en Barcelona 1992
No. No lo conseguí. Me entrené para competir en 100 mariposa en los trials y no me clasifiqué. Mi marca fue de 58.03 y se necesitaba 55.59. El tiempo no perdona, aunque intentemos luchar contra él. Y habían pasado 13 años de Múnich 1972. También es cierto que me planteé volver a nadar con casi 40 años y Thorpe lo hará con sólo 28, pero va a ser todo un reto conseguir otra vez su nivel.
Por cierto, ¿aún se lanza al agua?
El día que nadé mi última carrera fue mi último día en la natación. No, no nado. Camino muchas millas, me gusta la pesca, pero ya nadé demasiado.
¿Qué sensación le dejó la aparición y prohibición de los bañadores mágicos?
Voy a poner un ejemplo: Phelps no lo utilizó y siguió ganando. A él no le venía bien y a los que hacía mejorar las marcas era a gente que no era tan buena, que tenía más masa corporal y el bañador les apretaba y les ayudaba a mejorar la flotabilidad. La tecnología hace avanzar al deporte, pero no puede hacer un campeón de quien no lo es. Los bañadores tienen un efecto para los tiempos, no para los nadadores. Pero no creo que pase nada por flotar más o menos. Si te viene bien el bañador, lo utilizas. Si no te hace mejorar, no. Eso sí, tendría que haber estado disponible para todos.
¿No eran un dopaje tecnológico?
No, no lo creo.
¿La natación debe modernizarse?
Sí, se necesita avanzar, pero es difícil. Nadar es nadar. Lo que ha pasado con los bañadores de poliuretano es lo que ocurrió en el esquí con la aparición de las botas y los avances técnicos en los esquís. La tecnología ha cambiado esos deportes. Pero al final, con avances o no, yo creo que ganan los mismos.
¿En qué pensó cuando Michael Phelps consiguió su octavo oro en Pekín?
Fue impresionante y me hizo sentir orgulloso de mi deporte. Soportó una presión tremenda y pudo vencerla. Fue emocionante. ¡Los 100 mariposa los ganó por una centésima! Esa era ya su séptima medalla Parecía que no lo iba a conseguir, pero no se rindió y a Cavic se le hizo eterno el final. Fue uno de esos grandes momentos que deja el deporte.
¿Y qué sintió cuando le vio fumando en unas fotos?
(Larga pausa) ¡Debería vigilar que no le rodee gente con cámaras!
Este es año de Mundial y se prevé una gran batalla entre Michael Phelps y Ryan Lochte.
Sin duda va a ser tremendo. Pero yo creo que Phelps piensa más en los Juegos de Londres y estoy intrigado por saber si nadará seis pruebas o volverá a intentar la proeza de ganar ocho.
Es odioso comparar épocas, ¿pero usted les daría guerra?
No lo sé. Pero sí que creo que mis tiempos serían mejores, porque se ha avanzado en la forma de entrenar, en las grabaciones subacuáticas para corregir defectos, en los materiales de los bañadores, en la construcción de las piscinas y las corcheras y sobre todo en la preparación física. ¡Sólo hay que ver los cuerpos de los nadadores!
Usted vivió un episodio trágico, como fue el ataque terrorista de Septiembre Negro a la delegación israelí en Múnich 1972. ¿Le preocupa la situación actual del mundo, el terrorismo islamista?
Personalmente, no tengo una mayor preocupación. Ese ataque terrorista supuso un reforzamiento de la seguridad en todas las ciudades que han vuelto a acoger los Juegos. Y los atletas están dando una imagen de amistad y de convivencia que es lo que hay que enseñar al mundo.
¿Qué le parece que ahora un deportista deba estar localizado una hora al día para poder realizarle controles antidopaje?
El dopaje es un gran problema contra el que sin duda hay que luchar porque unos pocos ensucian nuestro nombre. Y, desgraciadamente, para que la competición sea justa, las reglas deben ser ahora muy severas.