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Obama, Aguilera y un show casi inmejorable

La Super Bowl es una fiesta nacional no declarada en la que el presidente se reúne con amigos y enemigos, invita a la Casa Blanca a bellas mujeres que hacen competencia con la propia y la dieta importa bien poco.

Barack Obama pasó la tarde del domingo con un centenar de invitados, comiendo embutidos de Milwaukee y de Pittsburgh, con Jennifer López al lado y bajo la atenta mirada de Michelle Obama que se ha convertido en la Señora Verde de la Casa Blanca y que puso como única condición para la fiesta que también se sirvieran verduras durante la cena.

Obama, como otros muchos millones de aficionados, descubrió estupefacto que Christina Aguilera no se sabe el himno nacional, un pecado en un país tan patriota como éste, y que los Black Eyed Peas y la curvilínea Fergie se lo saben montar muy bien en el escenario.

El grupo musical angelino maravilló durante el intermedio con un espectáculo con luces, bailarines que se movían por el escenario, y con sus canciones de hip-hop favoritas, en el mejor show del descanso de los últimos años.