"Con 'Kung Fu' llegamos a las 120.000 licencias"

Si hablamos de artes marciales, a todo el mundo le viene a la cabeza el karate. Sin embargo, está fuera del programa olímpico...

Sí, y ese es nuestro gran problema. No porque por eso deje de llegarnos gente, sino porque afecta a nuestra economía. No hay acceso al ADO, los técnicos tampoco pueden beneficiarse de esas ayudas... En 2010 estuvimos a punto de entrar, pero fuimos los terceros más votados en la Asamblea del COI por detrás del golf y el rugby a 7.

El judo llegó a la gente con Miriam Blasco o Isabel Fernández, el taekwondo con Coral Bistuer. ¿Quién puede ser su mediático?

Bueno, hemos tenido a Iván Leal o a José Manuel Egea, tres veces campeón del mundo (sólo dos personas lo han conseguido) que, curiosamente, se hizo más popular por el programa de El gran juego de la oca.

¿Y ahora?

Confiamos en Matías Gómez, un chaval de 18 años de Bolaños de Calatrava (Ciudad Real) que está en el CAR de Madrid. Ha sido tercero en el Mundial júnior y subcampeón de Europa absoluto. Muchos fines de semana vuelve a su pueblo y se pone a ayudar a su padre, que es churrero. ¡Un crack! En chicas destacan Cristina Feo, Carmen Vicente, Irene Colomar o Cristina Vizcaíno.

¿Las pelis de Chuck Norris o 'Karate Kid' les auparon?

Je, je. En realidad, nuestro boom llegó de la mano de David Carradine y la serie Kung Fu. A partir de ahí y luego con Karate Kid subimos a las 120.000 licencias en 1988, y habría otros 40.000 practicantes por fuera de la Federación.

¿Los mantienen?

No. Estamos en 70.000 licencias. Entre otras cosas, no podemos federar a menores de 14 años, que están bajo el paraguas del deporte escolar. Además, otros 30.000 practicantes se escapan a nuestro control.

¿Tantos?

Es que nuestra Administración no tiene regulado quién puede dar clases. El ministerio del Interior acredita a asociaciones que hacen de su capa un sayo y actúan como federaciones paralelas. Y eso no se puede permitir. Con la nueva Ley del Deporte sólo podrán impartir enseñanzas técnicos deportivos en karate acreditados por el ministerio de Educación. Un avance.

¿Y esa imagen de matones que a veces se ha proyectado de ustedes?

El tópico nos asocia con el portero de discoteca o el vigilante, y no es así. Un campeón como Fernando García, por ejemplo, es empresario. Y los chicos se están colocando en sitios desde los que nos echan un cable, concejales, alcaldes...

¿El karate es algo más que un deporte?

Claro. Conservamos los valores de educación y respeto al rival, al maestro y al dojo (gimnasio). Aún nos acompaña el misticismo hasta en la competición.