España sufre más de la cuenta ante Túnez

Por más que la victoria ante Túnez permita respirar y mirar la clasificación con alivio, la verdad es que tras dos partidos del Mundial tenemos un problema. A lo mejor no lo es, y se trata de confianza, pero de momento lo parece. Falta continuidad, circulación, aportación de la primera línea, y juego con el pivote, como si todo lo que se hacía hace unos días se hubiese olvidado.

Es decir, a España le cuesta marcar. Ayer, por ejemplo, 11 minutos para estrenarse. Y más: hasta ahora, los dos mejores jugadores rivales en ambas victorias han sido los porteros. Y lo malo de no marcar es que la defensa, por sólida que sea, se la ven sus agujeros. Ayer, con el 12-14 (44 minutos) daba la sensación de ser un coladero, cuando con un 20-14 parecería seria.

Al final los goles de Alberto Entrerríos, y la aparición feliz de Aguinagalde, decidieron un encuentro que siempre estuvo igualado, en el que Valero Rivera resoplaba en el banquillo porque sumar costaba sangre, sudor y lágrimas.