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GOlf | US Open

Tiger reconoce que vuelve a ser "feliz" en Pebble Beach

Son unos greens horribles". Tiger Woods recupera sensaciones. También en la sala de prensa. El número uno del mundo habla sobre la dureza extrema del campo de Pebble Beach, bello entorno aunque tormentoso dentro de los greens y en sus alrededores. "La bola no se para nunca", decía Phil Mickelson, aspirante al trono de Woods. A ambos les debe quedar un largo fin de semana por delante.

Pebble tiene tanto protagonismo que pasa por encima de cualquier gesta individual. El que le gane va a llevarse el 110º US Open. Es sencillo. "Por supuesto que el vencedor estará sobre par", apunta Mickelson. Está muy seguro el zurdo de que el sorprendente sudafricano De Jonge va a acabar cayendo o que a Paul Casey se le esfumará la magia con el putter ("he jugado muy mal pero lo he metido todo").

De este impredecible US Open ya se puede extraer una conclusión: Tiger ha vuelto. Ayer mejoró su primera jornada (72 golpes). "Sólo me falta pulir unos detalles". El rey no había muerto. Sólo dormía.

Sergio tiene "dolor de cabeza"

Confinado a sufrir tras un arranque con 73 golpes, Sergio García sospechaba que ha encontrado una vía para la esperanza en su juego. "Aguantar en Pebble así me da dolor de cabeza. Hay que hacer mucho esfuerzo mental", dijo. Pero el castellonense no logró mejorar en su segunda jornada y firmó 76 golpes que indican que este tampoco será su primer 'grande'. Más positivo fue el segundo día de Quirós tras hacer diez golpes (70, uno bajo par) menos que en su mala primera jornada (80), lastre que no le dejará soñar con estar con los mejores.