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Escalar en la sombra y sin gloria

Cuándo se ha triunfado? En estos tiempos en los que trajes, relojes, fiestas y coches lujosos lo inundan todo pudiera parecer una pregunta un tanto ingenua. Pero, sinceramente, creo que esos opulentos signos externos, son tan sólo una forma -la más estridente- de conceder valor; pero en absoluto la única ni tampoco, en mi opinión, la más justa. En estos días tres buenos amigos, Alberto Iñurrategui, Juan Vallejo y Mikel Zabalza se encuentran regresando a casa después de una temporada aciaga en el Himalaya. En primavera, tuvieron que retirarse del pilar Oeste del Makalu, la quinta cima más alta de la Tierra. Su apuesta era arriesgada tanto por la dificultad de la vía como porque lo intentaron en estilo alpino, sin ayuda de porteadores ni cuerdas fijas, aclimatándose ellos tres solos en otra montaña cercana y luego, con lo poco que cabe en una mochila ligera, acometer una de las grandes paredes de la Tierra.

Ellos tres colgados en una pared de más de tres mil metros de roca y hielo, viviendo la santa soledad de las altas montañas. De haberlo conseguido habría sido una de las actividades más importantes del alpinismo español. Desgraciadamente el viento les obligó a abandonar, cuando estaban mejor aclimatados y más fuertes. Regresaron con la frustración de saber que podrían haberlo logrado si la montaña les hubiera dado sólo una posibilidad. Pero mis amigos son gente poco dada a amilanarse, a veces creo que se les podría calificar de tozudos. Así que a finales de agosto volvieron al Himalaya para, nuevamente, intentar un reto de esos considerados "imposibles": la cara norte del Everest por el corredor Horbein. Y con la misma filosofía, es decir en estilo alpino y sin llevar botellas de oxígeno a la espalda. Nada de sherpas, nada de cuerdas fijas, nada de rutas normales ni aglomeraciones. Pero, lo mismo que en primavera, el viento y el frío les han hecho retroceder, e incluso tuvieron que hacerlo en unas condiciones terribles, que a cualquier otro le hubiera costado un grave disgusto o incluso la vida. Es probable que muchos crean que regresan a casa con las manos vacías. Pero no es así en absoluto.

Para estos tres soberbios alpinistas, que suman casi treinta ochomiles ascendidos y no tienen ya nada que demostrar, el haberlo intentado como lo han hecho es la parte esencial de su forma de entender la montaña. Para ellos el alpinismo es, como dijo Thomson, "el arte de hacer más con menos", es decir defienden que el éxito es el camino y no la cima, la pureza en el juego, la dificultad y el riesgo, innovar y querer estar solo, algo que, en los nuevos tiempos, son valores más bien escasos. Son plenamente conscientes que hacerlo así no les dará páginas en la prensa (salvo ésta quizá) y muy poca gloria, de esa banal que concede el papel couchet. Pero Alberto, Juan y Mikel representan lo mejor de nuestro alpinismo y hace tiempo que no buscan apuntarse una cima alta sin más.

Sebastián Álvaro es creador de 'Al Filo de lo Imposible'