Juegos de 2016 | Río de Janeiro batió a Madrid en la carrera olímpica
Lula y su mapa acabaron con el sueño de Madrid
La candidatura de Río ganó a la española en la última votación
Fue un día dramático para cuatro grandes ciudades. Sólo una de esas ciudades escapó con la alegría indemne: Río de Janeiro albergará en 2016 los XXXI Juegos Olímpicos de la Era Moderna. Río llevó a Copenhague su particular Pan de Azúcar, una montaña de razones para triunfar. Sin mover un dedo, la candidatura brasileña se vio favorecida por los turnos de rotación de continentes y por una presentación tétrica de la candidatura de Chicago, su presunto gran rival.
Sólo Michelle Obama, emotiva y sentimental, dio la talla. El presidente Barack fue más que nunca el esposo de Michelle: "Yo soy el hombre que acompaña a la Señora Kennedy en París", dijo cierta vez en Francia el ídolo de Obama: John Kennedy. Mucho carisma de Barack Obama se quedó entre las sábanas del Air Force One, recién aterrizado en Copenhague.
Deportistas de élite.
Con deportistas presentes del calibre de Edwin Moses y David Robinson, sin hablar del ausente Michael Jordan, Chicago exhibió a Ctvrlik, campeón de voleibol. "Sin los Obama, la presentación de Chicago hubiera sido ridícula. En una presentación puedes ayudarte o herirte a ti mismo. Chicago se ha dañado bastante", anticipó Philip Hersh, columnista del Tribune.
Pronto, Tokio nos dejó una frase memorable de Yukio Hatoyama, primer ministro del Japón: "Buscamos la armonía entre el dramático quehacer humano y la Naturaleza". Buenísimo. Insuficiente. Y surgió la macumba de Río de Janeiro, con el mapa de adjudicaciones de Lula y la estrategia férrea de Mike Lee danzando en la risa de O Rei Pelé.
Y Madrid brilló, insólito resplandor colectivo de ilusión y estilo, cerrado en belleza por Juan Antonio Samaranch, padre, y por el Rey Juan Carlos I. Y el mismo Rogge, presidente olímpico, lo admitió: "Excelente presentación". Madrid ganó la primera votación, donde capotó Chicago, cuyos 18 votos, más dos de Tokio, pusieron rumbo a Río. En la segunda votación, adiós a Tokio. Ahí, Río no tuvo mayoría absoluta por sólo tres votos: 46, ante 29 y 20 de Madrid y Tokio. Madrid, a la final, pero con plomo bajo el ala: a las 18:00 horas, el alcalde de Río, Eduardo Paes, rompía la tensión, hacía la uve de la victoria y proclamaba: "Brasil, coraçao de campeao". Brasil, corazón de campeón. Menos de una hora después, Rogge le dio la razón a Paes: 66-32. El corazón de campeón latió mejor que la corazonada. Un drama.