Golf | Masters de Augusta (EE UU)

"Oír al público animar a Tiger inspiró mi triunfo"

El argentino Cabrera era caddie y ganó en Augusta

<b>VENCEDOR. </b>El argentino Ángel Cabrera celebra su victoria en el Masters de Augusta, tras embocar su segundo putt en el segundo hoyo de desempate con Kenny Perry.
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Angel Cabrera es el golfista más feliz del mundo, porque el argentino supo escuchar el domingo a los espectadores del Augusta National Golf Club y ganó con nervios de acero cuando había más presión. El Pato reconoció al ponerse la chaqueta verde de ganador del Masters que "los aplausos y los gritos del público cada vez que Tiger Woods y Phil Mickelson conseguían un birdie o reducían las distancias me obligaron e inspiraron para mantener el reto y lograr el triunfo".

Cabrera declaró que nunca perdió la confianza cuando sintió que Tiger y Mickelson, que iban por delante de él en el campo, se acercaban. Ni siquiera cuando cometió un bogey en el hoyo 10 que le colocó a dos golpes de Kenny Perry. Su juego en los últimos seis hoyos fue espectacular, con tres birdies y un par salvador en el 18 que le dio la oportunidad, con una tarjeta final de 276 golpes, de disputar la muerte súbita, frente a Perry y a Chad Campbell.

"Este día es, junto con mi victoria en Oakmont, el mejor de toda mi carrera deportiva", dijo este humilde argentino que comenzó a jugar al golf cuando los clientes para los que trabajaba como caddie le invitaban a tomar los hierros si alguno de sus compañeros de recorrido no llegaba a tiempo. Y el Pato de las Pampas se hizo mejor que sus adinerados jefes y en el año 2007 dio la sorpresa al imponerse en el US Open disputado en Oakmont. Su victoria del domingo le coloca como uno de los favoritos para vencer en el British Open.

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Cabrera, primer argentino y suramericano en reinar en el Masters, tuvo un recuerdo para su compatriota Roberto De Vicenzo, que se quedó a las puertas del triunfo en este mismo campo en 1968, al equivocarse en la redacción de la tarjeta del domingo y anotar un par en el hoyo 17 en lugar del birdie que había materializado.

El golfista más triste fue Kenny Perry, que con sus dos bogeys finales en los dos últimos hoyos perdió la chaqueta verde. Y luego pudo ganarla en el segundo hoyo de desempate con un chip que se quedó a un suspiro de embocar: "No es la primera vez que me sucede y parece que cuando debo dar el último portazo no soy capaz de hacerlo". Perry pudo convertirse en el vencedor de más edad de un Grande, con 48 años.

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